Caminaba por Florida, hacía frío pero no había sitio mejor donde estar.
Nunca supe como había llegado hasta ahí, pero ya no importaba. Estaba ahí y me resultó raro sentir que toda esa gente me observaba. ¿Qué miraban? Sabía que los ojos se clavaban en mi espalda.
Ah eso, pensé. Las flores. Mi espalda y las flores. Un recorrido desde el hombro izquierdo hasta el mismo costado de la cintura. Un acabado perfecto. No quería ser eso pero lo sentía y era parte de mí. Era eso con muchas dosis de imperfección, pero yo era eso.
El golpe no tardó en llegar. Mi espalda se encontró con un espejo, no tuve más que girar la cabeza y lo vi. Estaba ahí, tan perfecto e imborrable como siempre, flores que nunca se marchitan. Pero al lado lo inimaginable. Un imborrable nombre mal escrito. Imborrable. No pude evitar sentir ganas de arrancarme la piel y un nudo se ató en mi pecho. Me sentí desnuda.
¿Cuando había pasado? ¿Había decidido yo que ese nombre esté allí, junto a la perfección de mis flores? ¿Qué debía hacer? Era imborrable y estaba allí. Y lo peor, todos lo notaban. Todos me miraban diferente. Todos lo sabían menos yo. Hasta ahora.
viernes, 19 de junio de 2009
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3 comentarios:
Me parece que los tatuajes son como algunos recuerdos, algunos tratan de tapar nombres del pasado escritos con tinta china con con los colores del presente, pero el otro tatuajes siempre está metido adentro de la piel... como diría el Comandante...
"Con el invierno se terminaron
los renglones de mi cuaderno
y la tinta ya ni pinta
tendría nostalgia de tinta china"
yo no tengo tatuajes, pero si cicatrices...a donde quiero llegar? : la cicatriz es una herida ya cerrada, que en el momento provocó dolor. El tatuaje es muy lindo apenas hecho pero con el correr del tiempo tal vez se sienta el dolor...?igual solo vos lo sabés.messiel´
Me intriga eso del nombre mal escrito. Ahora tengo la misma duda que los mirones de la calle Florida.
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