jueves, 20 de diciembre de 2007

Perdiendo el respeto

En la medida que nos acercamos al verano, es notablemente evidente la carencia de respeto del hombre hacia la mujer. Nadie discute que el calor es un estímulo sexual muy satisfactorio, pero no creo que éste sea el factor determinante del asunto.
El problema de los hombres con el calor, son las mujeres. Y es que ellas caminan por las calles cada vez más ligeras de ropa.
Visto de esta manera pareciera ser un inconveniente sin demasiada trascendencia. Pero lo que en realidad molesta, es el rol del hombre frente a una mujer en los lugares públicos. Toda mujer aumenta su autoestima cuando percibe la mirada de algún hombre, pero el problema es que en la mayoría de los casos esa mirada pierde el límite que debería imponer el respeto. Ante la ausencia de éste, esa mirada que tendría que resultar dulce, sin mas deseo que el de alimentar un ego y compartir una sonrisa, se convierte en una mirada abrumadora, incomprensible y hasta a veces innecesariamente exagerada.
Si de algo estoy seguro, es que en la vida no se puede conseguir nada, de buena manera, sin la presencia del respeto. Cuando se pierde este valor, es cuando las mujeres son indiferentes a tus miradas.
El respeto, que funciona como una suerte de coraza que ataja los sentidos más salvajes que poseemos dentro, es lo que contiene y reprime los impulsos violentos. Cuando esta coraza se va partiendo comienzan a filtrarse las cosas horribles del ser humano.
Lamentablemente los hombres tenemos una coraza frágil que se parte fácilmente con el calor. Y con el adicional de que las mujeres son más provocativas durante el verano, solo se forma un ambiente deseado para algunas personas pero muy desagradable para otras.

martes, 18 de diciembre de 2007

Una estrella fugaz

Una vez más no tenías razón.
No están tan buenos. Por lo menos en su conjunto. Supongo que deben ser mejores cuando hay necesidad o como novedad. Pero cuando no hay necesidad y la novedad no es novedad....No están tan buenos.
Los ceniceros son muy caros (igual nunca pensé en llevarme uno), la cama es algo hóstil, grande, pero hóstil. Y toda la habitación produce una idea de fugacidad, esa sensación de que es sólo un lugar de paso, que esperan que te vayas pronto, como las cajas de los supermercados y los locales de Mc Donlad´s. Pero por lo general en los locales de Mc donlad´s siempre hay lugar. Y siempre hay uno cerca cuando tenes hambre.
Claro que hay cosas positivas. Pero algunas son sólo circunstanciales. Es bueno tener una televisión y acostarte con alguien al lado. Pero supongo que me gusta la televisión porque no tengo una en casa. Y me gusta la compañia porque ahora estoy sólo. Aunque la verdad, cuando tuve a alguien que me acompañaba siempre; prefería ver la televisión. (algo asi como "prefiero ver el partido de Boca a partirte la boca").
Lo que si vale la pena son los espejos. Eso no puedo discutirlo. Ese reflejo voyeur vale la pena. Ese reflejo que antes veía sólo en ese televisor apagado. Y que ahora refleja todo como si fuera un narrador omnisciente. Por los espejos si, por eso valen algo la pena.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Mañana Rural en medio de una Jungla de Cemento

-Echale más agua al mate, dijo la Campeche Fashion.
La Vanguardista Rural, exuberante, exclamó: "Hay que romper el fuego de alguna forma!"
La Campeche, mirando el mate, dijo: "Un río calmo de juncos entre tanta tempestad".
La Vanguardista respondió: "A cebada regalada no se le miran los palos".
Como siempre, la Cotorra de Campo remató: "Más lavado echale agua".
...Y así culminó el dialogo matinal de tres amigas que no tenían más palabras para decir, porque como todos saben "a las palabras se las lleva el viento".
- Y a las cenizas también boluaaa, sherrá la ventana", concluyó la Cheta Fracasada recién llegada.

Esta pequeña historia va dedicada a nuestro gran amigo, el "Misionero D-Generado".

viernes, 2 de noviembre de 2007

Ahora te damos algo “fashion”: 19 tips para distinguir frente a qué hombre estás

x Los de exposición: Son los típicos narcisistas. Están todo el día mirándose al espejo y cuando salen a la calle o van a algún lugar donde hay mucha (o poca) gente, se paran como si fueran un maniquí. Aman que todo el mundo los mire. Hacen poses y se mueren si se les vuela un pelito!
x Los histéricos: No, no sólo nosotras somos histéricas. Ellos, y hay muchos de ellos por cierto, pueden ser más histéricos que nosotras. Son los que hoy quieren algo y al segundo cambian de parecer, son los que hoy te abrazan y te dan besos y los que mañana ni te ven, pero pasado seguro que te llaman. Son los que se hacen los lindos, pero cuando no les das cabida vienen a hablarte para intentar atraparte otra vez. Y después dicen que no hay Gato Flores!!
x Los mujeriegos: Qué decir de estos hombres. Está todo por demás de dicho. Son los que no pueden comprometerse en serio con ninguna porque les gusta estar con todas. ¿Los conocen?
x Los langa: Se pueden confundir muchas veces con el histérico. Pero ellos se diferencian porque nunca se comen a su presa, sólo la observan, se acercan, la arrinconan. Son los lindos y facheritos que piensan que son tan lindos y tan facheritos que no pueden estar con nadie, son los egocéntricos, se admiran tanto que sólo llegan a encararse una mujer para hacer ver que ellos están solos porque no hay nadie mejor que ellos. Que top!
x Los nihilistas: Nada, que te puedo decir, nada. Ellos son los típicos hombres que nunca hacen nada, nunca saben nada, viven en la nada. Tipo nada.
x Los endogrupo: Fuera de su grupo no son nada, no tienen personalidad. Todo lo que son es porque están con su grupo. Se definen estando dentro y nadie lo capta a menos que sea del grupo. Más cerrados que…
x Los solitarios: Parecen no tener amigos ni amigas, ni nadie! Viven solos, salen solos, dan vueltas solos, van al cine solos, comen solos. Qué más hay que decir…es un solooo…
x Los infieles: Son demasiado conocidos por nosotras. Te aman, te adoran, sos la mujer con la que ellos se quieren casar, tener hijitos, y llegar a viejos juntos. Pero no le pidas que te sean fiel. No pueden. Por más amor…siempre hay alguna cañita al aire!
x Los antisociales: Se parecen mucho a los solitarios. Con la diferencia de que los antisociales pueden llegar a estar con gente, pero siempre con cara de culo, nunca te hablan, si están en un grupo están callados y se van rápido, no saludan a nadie. Que ortivas loco!
x Los demasiado sociales: Son la antítesis de la categoría anterior. Ellos cuando entran a un lugar saludan a todos, aunque no te conozcan te saludan, pero en general se conocen a todos. Mientras van caminando por la entrada de algún boliche, pub o cualquier lugar donde halla gente, van saludando con un beso y hablando una pavadita con todos. No exageran un poco muchachos?
x Los chetos: Sí, hay muchas mujeres chetas, también están las chetas fracasadas, pero los hombres no se salvan de ésta categoría. ¿Cómo distinguirlos? Es simple, hablan igual que las mujeres chetas, su vocabulario se reduce a boluooo, tipo na, no te la puedo; se visten “fashion” y muchas veces intentan hacerse los langa. Naaa, obvio boluooo!!!
x Los freak: ¿Quién de ustedes no se cruzó alguna vez con un “raro”? No te desvíes, no nos vamos para ese lado. Con raro quiero decir aquellos que se visten raro, que se mueven raro, que te miran raro, que hablan raro. A ellos eso no les preocupa, al contrario, les encanta hacernos pensar que son freak. ¿Qué raro, no?
x Los lentos: Muchas nos quejamos de la rapidez con que algunos hombres quieren devorarnos. Pero tampoco eso quiere decir que tengan que ser más lentos que una babosa. Estos hombres son los que tardan tanto en “arrinconar” a una mina que cuando se deciden a accionar ya se la está comiendo el de al lado. Vamos muchachos, apuremos un poco, que no se les escape la tortuga!
x Los rápidos: Son lo opuesto a los lentos. Ellos sólo necesitan observar, ubicar a su presa, y después, sin paso intermedio, atacan. No te dejan ni decir hola que ya te están apretando. Tal vez están mirando mucho 5ta a fondo, no les parece?
x Los intelectuales: son aquellos hombres que viven trajeados, a veces con anteojos (aunque no los necesiten). De lo único que hablan es de su carrera, de su trabajo, de política o economía. Y después dicen que no son aburridos!
x Los piropeadores: A toda mujer le encanta de vez cuando que un chico le diga algún piropo, pero sólo de vez en cuando. Este tipo de hombres se pasa sus días, horas, minutos y segundos expectantes de que pase alguna mujer para decirle algún piropo. ¿Acaso no saben que una imagen vale más que mil palabras?
x Los chamuyeros: Qué linda que sos! Sos hermosa! Nunca conocí a una chica como vos! Recién te vi y ya me enamore! Muchachos, ¿siguen pensando que de verdad son creíbles? ¿Siguen pensando que siendo verseros seducen? A ver hombres, ¿Es mucho pedir que usen la imaginación?
x Los pendeviejos: Son aquellos que están pasados de edad pero siguen saliendo como si tendrían 20, siguen levantándose minas, bailando sin parar, y juntándose con chiquitas. Cambien un poco, que sólo Sabina canta bien “Tan joven y tan viejo”.
x Los padre de familia: Tienen su familia armada, son buenos padres y buenos esposos, pero no hay manera que dejen la joda. Ellos no pueden dejar de salir con sus amigos. Tendrían que saber que hay veces en que hay que resignar ciertas cosas, pero mientras que se porten bien no pertenecerán a la categoría pendeviejos. Felicitaciones muchachos!

NdR: Vale aclarar que ninguna de estas categorías es excluyente ni cerrada. Aceptamos nuevas categorías, como también definiciones.

martes, 30 de octubre de 2007

Bukowski en Little Horse


Era un domingo. No podía ser otro dia. Resaca al mediodía. Esas resacas que duelen. Esas que sólo se van después de comer. Todos nos levantamos cerca del mediodía. Más o menos enteros. Nos miramos las caras, que es lo mismo que mirarse al espejo. Podría ser peor.
El plan es que no hay plan. Guiados por la ley del menor esfuerzo bajamos en el ascensor hasta llegar a la vereda; cruzamos la calle y entramos a esa parrilla. "La" parrilla de Caballito.
Entre el humo negro del carbón avanzamos, ee el mostrador pedimos. No me acuerdo exactamente qué. Seguro alguno de esos sandwiches que vienen envueltos en ese papel que se hace transparente con la grasa y el aceite. O quizás unos choripanes. O esas hamburguesas gigantes que vienen con un huevo frito. Todo muy sano. Pero no me acuerdo que era. Igual habia que esperar. Afuera.
Un segundo antes de salir miro por priimera vez a mi alrrededor. Muchas familias y nadie que valga la pena detenerse a describir. Sólo una persona resalta entre toda la gente normal. está de pie delante de la barra de ensaladas y elige con lentitud cada una de las verduras que pone en su plato. Es grande. Tiene la cara llena de pozos. Se nota que la vida no lo trató muy bien. Pero también se nota que él dió pelea. Peleas de bar. Y peleas en cuartos inmundos delante de una máquina de escribir. Lo miro a Seba y le pregunto: ¿Ese no es Bukowski?
Sebastián lo mira y ve lo mismo que yo, aunque por lo general el no ve nada. Si, es Bukowski. Bukowski comiendo una ensalada en una parrilla de Caballito. Nosotros ya estamos por salr. ¿Es o no es? Bukowski está muerto. Murió en 1994, el mismo año que Kurt Cobain. Pero ¿es?. Lentamente Bukowski, o alguien muy parecido a él, se acerca a la única mesa libre del lugar. Nosostros ya casi estamos en la vereda. Miro por última vez la mesa donde se va a sentar. Lo único que hay encima es una botella por la mitad de Vasco Viejo. Debería haberle pedido que me firme Factotum, pienso. Pero ya estamos afuera.

domingo, 28 de octubre de 2007

No soy Gastón Pauls

Todo aquel que toma la decisión de contar alguna historia irremediablemente tiene que salir a buscarla. Pintores, periodistas, escritores fotógrafos, conductores de TV; cantantes y movileros de CrónicaTV. Yo no. No entiendo bien porque, pero las historias van a mi encuentro a cada momento.
Se podría pensar que el hecho de no tener que esta buscando historias por ahi es algo bueno, si lo que uno quiere es contar historias. Pero que hasta el hecho más trivial, mas cotidiano, involucre algún hecho, contratiempo, imponderable o anormalidad que valga la pena ser contada es a veces algo complicado. Y a veces algo muy complicado.
Muchos "buscadores de historias" se contentan con prestar atención a su entorno y de
ahi salen sus historias: una conversación escuchada a medias, un lugar de la ciudad que nadie mira, un gesto imperceptible... Otros se internan en gigantescas bibliotecas para encontrar nuevas relaciones en viejos libros. Otros viajan, por el mundo o desde este mundo. Y otros no dudan en hacer cualquier cosa por encontrar esa preciada historia. Esos son los conductores de TV ( y los movileros de CrónicaTV ). Necesitan buscar en todos los lugares posibles algo que contar. En los peores lugares, los más bajos. Tiene que revolver un poco las miserias de alguien para encontrar algo que contar. Yo no. Las historias llegan a mi cabeza casi ya armadas. Sólo hace falta ponerlas en el papel. Gastón Pauls viajó a México, viajó en Peyote (que es un cactus) con un chamán y conversó con un árbol. Todo eso para contar una historia en una entrevista en el desaparecido canal boca TV. A mi se podría decir que los árboles me llaman por teléfono y preguntan si ya volví.




Pero tampoco es fácil vivir así. Diría que es difícil. Que un paseo hasta el supermercado se convierta en una odisea está bien para un día. ¿Pero todos los días?. Una vez por el hombre-máquina, el intento de robo frustrado, el burlador burlado o el día de la peor invitación para tomar una cerveza del mundo. Es un poco mucho. Además está la incertidumbre de no saber que historia va a aparecer. Ni como. Ni cuando. ¿Quien se hubiese imaginado que eso de las "gotitas de amor" iba a terminar así? ¿Y la moneda falsa para carnada? ¿Y el paquete de pastillas que le ofrecí a la cajera? ¿Y el compact disc cambiado? Es un poco mucho. Que demasiao.
Pero después de asumir que esto es así y no va a cambiar, se torna un poco mas fácil. Dejo de sorprenderme y los que se sorprenden son los otros. Entre tantas confusiones, errores, desaciertos , peligros y falta de cordura me siento a gusto. Pero siempre hay algo nuevo que me sorprende, aunque ya estoy preparado. Caminando por la vereda del supermercado con my sister veo a un hombre mirando unos ladrillos tirados en un cantero. El hombre se da vuelta y nos mira. En ese momento (podría haberse quedado callado) nos dice: "pensé que los del supermercado habían tirado todas la zanahorias!". Dio media vuelta y se fue- "Tengo que escribir esto"- pensé mientras my sister se reía.


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Documento sin título

Todas las historias (incluso esta) comienzan con un título. Pienso que eso está muy bien, pero a veces se torna complicado titular algo que no sabés como va a terminar. Por ejemplo, un partido de fútbol: se lo titula “Superclásico” y cuando termina te das cuenta que ese cero a cero no tiene nada de súper. Pero el título ya estaba puesto. Creo que para titular algo con final incierto es mejor tener un par de opciones, para poder elegir que título le va mejor a esa historia.
Si hablamos de historias que no sabemos como terminan, las historias de amor son un caso típico. Mi historia de amor (o desamor), esa historia que no se como va a terminar – aunque tampoco sé como va a empezar, pero eso es otra historia- tiene varias opciones de títulos posibles:
“Estoy en contra de la eugenesia, pero en tu caso puedo hacer una excepción”
Es que somos tan lindos, tan arios, tan rubios que un hijo nuestro debería estar prohibido, aunque nuestra intención no sea el mejoramiento de la raza, ni somos parte de un plan secreto de Mengele, nos queremos tanto (o nos vamos a querer) que esto es casi inevitable.
”No creo en las casualidades, pero ya parece que me estás cargando”
Cuando piensa en las millones de personas habitan y habitaron este mundo, los millones de kilómetros cuadrados que el mismo posee, no puedo dejar de pensar en que el hecho de que alguna vez te haya cruzado es una casualidad muy grande. Pero que además trabajes en el bar que voy todos los días me parece demasiado. Entiendo que los dos simpaticemos con las ideas anarquistas, porque de anarquistas está lleno este mundo (aunque pocos lo saben). La gota que colmó el vaso fue ese día que te encontré en el colectivo que me tomo siempre para volver a mi casa. Ya es demasiado. O me estás cargando o estamos hechos el uno para el otro y nada ni nadie nos puede separar jamás.
”Monosyllabic Boy”
Se que puede parecer raro tomar una canción de NOFX para describir nuestra historia de amor, pero lo que me pasa es que cada vez que te veo tu belleza me deja sin palabras. O por lo menos con pocas. En serio. A mi que siempre se me ocurre algo que decir. Inclusive en ese velorio al cual no debería haber ido. Pero con vos me quedo mudo. O casi. Lo máximo que puedo decir, y con mucho esfuerzo, es un tímido “no” o cada tanto un pálido “si”. Sin palabras.
”De como en vez de salir a navegar juntos, me hundí en el azul de tus ojos”
No estoy seguro de que alguien pueda tener ojos azules, pero me suelo perder en esas profundidades. No sé si es algo poético u onírico. Porque cada vez que te veo estoy muy cansado y tengo mucho sueño. Y al dormirme mirando tus ojos puede ser que me duerma y sueñe con naufragar en ese mar. Aunque a veces sueño con helados también.
”Ella baila sola”
Nunca vi a nadie tan alegre y despreocupada como vos. Siempre una sonrisa en los labios, dejándote llevar por la música, bailando sola entre las mesas, toda corazón y pulmón, haciéndote canción entre tanto silencio. Sos como las flores en los tachos de basura. O tengo que cambiar las canciones de mi MP4.
”El celeste de tus ojos me hace acordar a otra persona y eso también me gusta”
Ahora estoy casi seguro que tus ojos son celestes. Y ese es un color que ahora me gusta, no se porqué. Quizás porque tiene algo de inalcanzable, de algún lugar a donde nunca se va a llegar. Por eso el cielo debe ser celeste, celeste como tus ojos. Dicen por ahí que “el que quiere celeste, que le cueste”. Y no tiene que ver con colores, ni cuerpos celestes (o tal vez si). Pero si llego alguna vez a algún lugar, me gustaría comer un helado de crema del cielo con vos.

jueves, 11 de octubre de 2007

Pongamos que hablo del clima


Para Jimenita, aunque no me entienda


Sobre el clima – me dijo alguien alguna vez-, tenés que escribir sobre el clima. Todo el mundo habla del clima. Por algo debe ser. A pesar de que no es el único tema del que todos (o casi todos) hablan, según dice una teoría que pensé en ese momento (que se comprobó sólo un rato después). Pero igual el tema del clima me interesó y creo que encontré la razón por la cual la gente habla del clima. Y además es fácil de explicar. Este texto es un ejemplo de ello. Se habla del clima cuando se quiere hablar de otra cosa.

Detrás de un “Lindo día, eh” o de un “Se puso feo, no?” se esconde algo. O sirve para ocultar una frase dicha antes o después o algo q se está pensando en ese momento, pero no se dice. Se habla del clima. Hablar del clima es una forma de esconder sentimientos, palabras, lágrimas, deseos, rabias y amores.

Los taxistas hablan todo el día de drogas, por lo general de noche, pero de día también. Y no paran de hablar. Todo sirve de pie para mantener la misma conversación. El mismo tema: bolsas, farmacias, caños, motoqueros, etc. Pero siempre dejan lugar entre tanta apología para un inocente: “pero está lindo el día, che”.

Evaristo (cantante de La Polla Records) escribió una de las mejores canciones que escuché en mi vida. No sólo por la letra; la melodía es una de esas que al sonar los primeros acordes te ponen la piel de gallina. Quizás porque sabés que es lo que sigue. Aunque los que intenten tocarla estén borrachos. O se olviden la letra. Todos cantan. Y cantan esa letra que habla de una lucha perdida, pero jamás abandonada. La lucha del débil contra el poderoso, la lucha de los que saben que van a perder e igual van a luchar. Cantando. Y la frase que resume todo ese sentimiento es simple. Habla del clima. Ellos dicen mierda y nosotros amén, amén, amén, amén, a menudo llueve”

Bukowski tenía muchas cosas que decir, cosas que a la gente le molesta que le digan. Lo que queda es lo que ves, es duro. Si hablar del clima es hablar de otra cosa. Bukowski lo sabía. Sabía que esos ojos no hablaban de la lluvia. Que la lluvia no es igual para todos. Que nadie dice lo que tiene que decir. Y a él no le importa. Y lo dice y eso le molesta a mucha gente. Y nadie quiere escucharlo. Ninguna radio lo contrataría para decir el informe meteorológico, creo. Sería algo mas o menos así: “Supongo que está lloviendo en alguna ciudad de España ahora, mientras estoy sintiéndome tan mal. Me pregunto que hace la gente cuando se siente mal. Probablemente no hablan de eso. Dicen, “mirá, está lloviendo”, es la mejor manera”.

Creo que ya no estamos hablando del clima. O si. Y esto que pienso es verdad. Y hablar del clima es la forma que tenemos para hablar de algo que por alguna razón no podemos expresar de otra manera. En eso se parece a escribir. Así que la próxima vez que se te acerque y te diga: “lindo día, eh”, miralo a los ojos e intentá ver que te está queriendo decir. Seguro que es algo importante

miércoles, 10 de octubre de 2007

El mal camino


Tal vez elija mil veces el mal camino,
voy a tener que aprender
a vivir otra vez

AC - Negrita

La frase “te están llevando por el mal camino” es una de las mas grandes muestras de ignorancia que se pueden encontrar (perdón Susana). Nadie es llevado por el mal camino, nadie nos agarra la mano para entrar al lado oscuro, nadie nos arrastra. El mal camino se elige. Aún sin saber que se va a encontrar en él.

Entrar de la mano de alguien al jardín de infantes está bien, también entrar así a la iglesia el día de tu casamiento. Pero no se entra así al lado oscuro. Nadie te guía por el mal camino. El mal camino se encuentra. O nos encontramos en él. Puede estar en una esquina poco iluminada, en un disco que nadie escucha o en esa tarde que te escapaste de la escuela. Pero nunca nadie te guía. Es una decisión que se toma, consciente o inconscientemente, y ya no hay vuelta atrás. Un día nos encontramos que ya estamos en ese mal camino. Te das cuenta que sos la persona con la que tu madre te dijo que nunca te juntaras. Y en ese momento alguien viene y te dice: “te están llevando por el mal camino” Y te reís porque sabés que no es verdad.

Acerca de la revolución

"No es casual que los que tienen las herramientas para hacerla no tienen motivos y los que si tienen motivos no tienen las herramientas para hacerla."

lunes, 1 de octubre de 2007

Palermo es al fútbol lo que los Ramones a la música.

El fútbol, como la música, tiene un encanto especial que lo diferencia de otras artes. Es una especie de magia que sentimos al observar una definición exquisita de Thierry Henry, o al escuchar un punteo de Hendrix, admirar una gambeta de Messi o percibir la voz de Bon Scott. Pero si la música y el fútbol se nutrieran solamente de esos instantes mágicos, desaparecerían sin remedio. Si para jugar al fútbol tenés que poseer la habilidad de Messi, nadie, ni una sola persona en el mundo osaría patear una pelota, ni siquiera un bollo de papel. Y si para ser músico se debe tener el talento de un Hendrix (o un humilde Mollo) para tocar la guitarra, Fender no tendría una fábrica, sería un artesano olvidado que construye dos guitarras por año, ya que nadie, repito: nadie, pensaría siquiera en comprar una guitarra (y mucho menos para zurdos).

Pero ni en el fútbol ni en la música existe sólo eso. Hay lugar para los virtuosos, pero también existe una especie de lado oscuro, gemelo malvado o algo así que permite que exista una luz de esperanza para los que le sobran ganas y le falta habilidad, talento o un largo etcétera. Ver a Martin Palermo en la Bombonera intentando dominar una pelota que parece tener vida propia y que irremediablemente se escapa, es una escena que sirve de inspiración a miles de personas. Y esas miles de personas no aspiran a ser goleadores del fútbol argentino, ni siquiera a jugar en la Bombonera y mucho menos que todo un estadio coree su nombre. Quizás solo quieren animarse a jugar un picado en una plaza, la final del campeonato del barrio o un fútbol 5 con amigos por un asado. Y cuando esa pelota se va al lateral, esas miles de personas piensan al unísono: Si, se puede. Y Martín Palermo es la prueba de que se puede.

En la música también hay ejemplos. Si Bono no hubiese visto a los Ramones esa noche, hoy sería un sucio hippie ecologista irlandés, quizás nunca se le hubiese ocurrido usar anteojos en toda su vida. Pero los vio, los escucho y algo cambió dentro suyo. Se dio cuenta de algo que todo el que ve a los Ramones en vivo puede llegar a pensar. Yo también puedo hacer eso. Es fácil. Cuatro personas, cuatro amplificadores, cuatro instrumentos, cuatro acordes. Simple. One, two, Three, Four... Y eso fue el comienzo. Hasta llegar a uno, dos, tres, catorce....

A todos nos gusta ver algo bien hecho, tanto en el fútbol como en la música, ese virtuosismo que tienen solo algunas personas y que por eso son dignas de admiración. Y cuando alguien demuestra una total falta de sentido musical o nula habilidad con la pelota, nos preguntamos: ¿Que carajo hace este tipo ahí? Y la respuesta es esta: El está para que miles de personas en todo el mundo se levanten cada mañana a ensuciarse la ropa en un potrero o a transpirar en una sala de ensayo. Para que el día de mañana alguna de esas miles de personas, las que logren llegar, puedan deleitarnos con sus habilidades, en una cancha o en un escenario. O simplemente inspirar a otros recordándoles que si se puede.

jueves, 27 de septiembre de 2007

Una historia algo "verde"

En la “Mañanita” soleada de un domingo cualquiera, “Amanda” estaba sentada en el patio de su casa esperando al “Misionense”, su reciente novio. Al cabo de unos minutos, el golpea su puerta. Ella contenta le abre, pero enseguida nota que algo andaba mal.
- ¿Qué te pasa “Misionense”?
- Nada Amanda….es solo que conocí a alguien…
- ¿A quién? ¡Me lo tenes que presentar!
- No, es que es…me enamoré “Amanda”
- ¡¿Cómo?!!! ¿Quién es???
- “Rosamonte”
- ¡Ese no es un nombre!
- Rosa del Monte, con cariño le digo “Rosamonte”…
- No puede ser, íbamos a ir juntos al “Litoral”…
- Pero ya comencé un “Romance” con ella, y nos vamos a ir a “Taragui”…
- ¿Qué?? ¡Así no más! ¡Recién la conoces!
- ¡Pero fue un encuentro “Sublime”, una “Unión” muy fuerte!
- ¿Y yo? ¿Qué fui para vos?? ¿Tu “Mulita”?
- No vos eras mi “Pipore”, de Santo Pipo, pero eras…son cosas que pasan “Amanda”…Además vos sos chica, estas en el “Cbsé” todavía…
Frustrada “Amanda” echa de su casa al “Misionense” y se tira a la cama a llorar.
El contento por haber roto su relación con “Amanda” se va a buscar a “Rosamonte”.
- Hola "Rosamonte"
- Hola “Misionense”
- Linda “Mañanita”…
- No, es que tengo algo que decirte…
- ¿Qué?
- Que me enamoré de "Dickens"…
- ¡Pero es mi mejor amigo!!! ¡No puede ser, nos íbamos a ir a “Taraguí”! Soy tú “Cachamai” y vos mi “Brasita de fuego”…
- No, éramos…
- Y yo que te había comprado un “Cruz de malta”
- Lo siento…ahora te voy a pedir que te vayas...
- Está bien, me voy solo, no necesito que me eches.
Cabizbajo, el “Misionense” abrió la “Tranquera” pensando que tal vez le hacia falta un poco más de “Yerba Mate Buen día”.

Para información de marcas podés entrar a: http://www.webdelasmarcas.com/cgi-bin/links/search.cgi?query=yerba+mate

lunes, 17 de septiembre de 2007

Vicio sin motivos

Desde hace unos días me di cuenta que fumar un cigarrillo ya no es lo mismo que antes. Que ya no es simplemente esa sensación de alivio que quita una insoportable y asquerosa ansiedad. Me di cuenta que detrás de ese humo que se introduce suavemente en mis pulmones, viene una inexplicable expectativa en tratar de compartir algo. Un pucho sin nada en que pensar quizás no tenga sentido. Un pucho sin nada que esperar, es simplemente nada.
En este momento de soledad solo se siente un profundo e inquietante vacío. Solo se siente intentar recuperar algo que ya no existe.
Comprendí que el vicio es hacerte recordar que hubo un buen momento y que ya de nada sirve tratar de recordar, para el sólo hecho de vivir del pasado.
Después de haberlo fumado, te das cuenta del tiempo perdido. Tiempo que nunca se va a poder recuperar y que simplemente quedó en el pasado, pero sin más recuerdo, que el de un desagradable sabor a angustia. Y de esta manera llegué a la conclusión de que fumar en este estado, es esperar un tren que ya no va a volver a pasar por esta estación y que únicamente me hace recordar que estoy solo.

viernes, 31 de agosto de 2007

Nunca fue fácil (ni lo va a ser)

Todos dicen que no es fácil sobrevivir en la UBA. Todos te dicen que sos un número, que la administración es un desastre, que los trámites tardan una eternidad, que los apuntes son caros y que encima tenes que esperar media hora hasta que te atiendan. Todos se quejan de la infinidad de papelitos que coleccionan hasta llegar a sus respectivas aulas, todos se quejan de los baños, de las sillas rotas, de que faltan aulas, de que hace mucho frío, de que hace mucho calor, de que no te avisan si falta el profesor. Todos se quejan de todo porque todo eso es verdad.
Pero yo no me quejo de eso, o al menos de eso solo. Porque lo que nadie te dice, de lo que nadie nunca habla más allá de los minutos después de la clase, es de los teóricos aburridos. Y yo me quejo de eso, y por eso escribo esto.
Uno viene cansado de cursar otra materia, de viajar en bondi, subte o tren bien apretados, de laburar…¡y encima te tenes que comer un teórico aburrido! Se estarán preguntando ¿pero qué querés decir con aburrido? ¿O cómo te das cuenta de que un teórico es aburrido?
Bueno, voy a empezar por lo más simple. Te das cuenta de que es aburrido cuando comenzás a notar que todo el mundo se impacienta. ¿Cómo? Empiezan a agitar los pies, miran cada dos segundos el reloj, miran al techo, a las ventanas, a la puerta, miran a los compañeros, te miran con cara de ¿vos también estás embolada? O con cara de ¿Por qué no nos vamos todos a la mierda? También es usual notar que muchos dejan de tomar apuntes y se ponen a hacer dibujitos, a escribir boludeces para subir a un blog cualquiera que escribe cualquiera, salen hasta el quiosco y vuelven a entrar con algo para masticar, o simplemente se ponen a hablar con el compañero/a que tengan más cerca y que esté en la misma condición que ellos, que estén igual de aburridos que ellos.
¿Y qué quiero decir con un “teórico aburrido”? Simplemente que no es agradable para tus oídos, para tu cabeza y para tu inteligencia soportar a un tipo que te hable durante dos horas (o más) sobre un tema nada emocionante y que encima no intente hacerlo emocionante. Nada más aburrido que un tipo o tipa hablándote o leyéndote un libro o cualquier cosa sobre algo que no le interesa a nadie (¿nos tendría que interesar?) y que encima no entiende nadie.
Hay que decirle a esos señores (o señoras) que intenten darle vida a los teóricos, que intenten ponerle onda, que se den cuenta que ya bastante hacemos con estar ahí adentro sentados y tratando de escuchar algo (si es que lo permite el micrófono).
Comprendan señores que no es nada fácil aguantar las dos horas ahí sentados, escuchando y anotando. Comprendan que si no cambian las condiciones no deben quejarse de que cada vez dan los teóricos más solos (vaa…no tan solos porque siempre esta ese grupito que se entretiene hasta viendo la tele cuando no hay señal).
No se quejen cuando uno a uno (para que quede menos duro no nos vamos en malón) vamos saliendo por la puerta de atrás del aula y apenas salimos nos prendemos un pucho como aliviados de tanto sufrimiento.
Sí, sufrimiento. Porque como todos dicen “no es fácil sobrevivir en la UBA”, y menos con teóricos aburridos.

jueves, 30 de agosto de 2007

Coca cola te comprende

Los almuerzos en la facultad cambian cuando está ella, a pesar de que al entrar a ese bar parece que se acaba de abandonar la civilización. Detrás de ese mostrador repleto de empanadas, tortas, medialunas con jamón y queso, sándwiches de milanesa y alfajores varios, siempre está ella con su sonrisa.

A pesar de que son varias personas las que atienden, siempre es ella la que me pregunta con una sonrisa qué voy a llevar. Puede ser una casualidad, pero no creo mucho en la casualidad. Y esa sonrisa dice algo más.

Cuando me siento a estudiar y la observo no puedo imaginar estar en un lugar mejor. A pesar de tener que estudiar, dormirme y estar cansado. No hay lugar mejor. Y ella pone la música, baila, sola, se ríe, me mira, baila y se ríe de nuevo. Nunca deja de sonreír. Y yo estudio, leo, como, la miro, sonrío y la miro de vuelta.

Hoy tenía algo de sed y fui a comprar una coca-cola, parecía que me iba a atender el otro, ese que siempre se corta un dedo con el cuchillo, pero no. De atrás de la cocina salió ella y me preguntó: ¿que vas a llevar?. -Una coca, le respondí. Sonaba un reagge y ella bailaba. Y sonreía. Me alcanzó la botella, sonrió y dio media vuelta. Abrí la botella y miré el interior de la tapa. Nadie puedo haberlo dicho mejor; “Seguí participando”.

martes, 14 de agosto de 2007

Y otra vez Números...

7.30, tres números que odio en la mañana cuando estoy lavándome la cara para despertarme. Podría decir que mis días no son más que números.
A las 8 me tomé el 65 para llegar a alrededor de las 9 a la facultad para cursar las primeras clases del 2º cuatrimestre. 80 centavos fueron y son las monedas de los viajes que más he hecho en mi vida.
Llegué a las 8.50 para cursar en el aula 408 taller 3. El profesor no vino y entonces bajamos 4 pisos para ir a un bar y desayunar por unos 60 centavos. A las 11 subí los 4 pisos, pero esta vez en ascensor, para cursar en la 406 otra materia. Y hablamos de números: 90.9, 97.5, 95.7, 89.1 y otros que ya se perdieron en mi memoria.
A las 13 baje los 4 pisos con mis 80 centavos en la mano para tomarme nuevamente el 65 y volver a casa.
1 hora de relax me resultaron insuficientes pero sin más tiempo, agarre mi mochila, mis 80 centavos y mis llaves, baje los 8 pisos en ascensor y volví a subirme en el 65 para regresar a la facultad.
Subí 2 pisos, gasté 3.60 en el quiosco, me fumé un pucho y entre al aula 201. Fueron 2 largas horas en las que no hice más que “nada”. A las 19 subí 2 pisos para entrar al aula 410.
Pasaron ya 45 minutos y el profesor de historia parece no tener ganas de cerrar la boca y terminar la clase. Como si fuera poco pensar que mis días se basan en números, ahora me hablan de suma y resta. No sabía que en historia servía la matemática.
Entre la voz de mi profesor y la cortina tanguera de fondo ya no se donde ubicar mi cabeza. En mi vida escuche tanto tango como en esta clase de historia!
Hipnosis, transe. Me alejo de la conciencia y me encuentro escribiendo números. Más precisamente esos números que me acompañan desde que nací y que, según dicen, lo harán hasta mi muerte.
Histeria, transe, hipnosis. Ahora mi conciencia cae en cuenta de que ya he escrito 1 carilla y todavía falta 45 minutos para bajar 4 pisos, sacar otros 80 centavos y tomar el 65 de regreso a casa.
Por algo mi memoria recuerda lo que había escrito un viejo amigo, algo de números rojos, algo de números grises, algo llamado “Números”.

domingo, 12 de agosto de 2007

Números

En la escuela secundaria te dicen que en la universidad sos un número. Es mentira. Es igual o peor que el secundario. Compañeros, profesores, exámenes, vacaciones. Pero todo eso cambia cuando te llega el turno de hacer trámites en la facultad.

Yo soy el 31 B. O eso creí en un principio cuando me senté en un aula llena de otros números como yo. Pero no era así de simple. El color también es importante.

A las once en punto un guardia de seguridad (Si, con camisa, corbata, chapa y bastón) se acercó a la puerta y gritó: ¿Color rojo del uno al veinte!. Y veinte personas se levantaron de sus asientos y nunca más los volvimos a ver. A las once era la hora en que las ventanillas comenzaban a atender.

En el recinto debería haber 250 personas, no perdón, acaba de ingresar el guardia avisando que hay dos clases: rojo y gris. Debe haber 150 personas sentadas en un salón luminosos, con dos televisores apagados y un letrero que anuncia el turno. Los números rojos avanzan lentamente o no tanto. A las 11 y 7 van por el turno diez. Son cuatro cajas. Tampoco van tan rápido sabiendo que lo único que hacen es poner un sello. Y cobrar. Tres pesos por cada sello. Y son muchos sellos. ¿Del 20 al 40 color rojo!.

En el salón lo que se aprecia es la calidez humana. No de los humanos precisamente, que se encuentran cada uno en su mundo. La calidez viene del cartel “Se solicita abonar con cambio!!!”. Lo hace a uno sentir tan bien, lástima los carteles de prohibido fumar que generan 130 tics nerviosos diferentes en los 130 fumadores que no fuman. Mueven el pie, la mano, los ojos, la lapicera. Un puto concierto de ansiedad. Turno 24, caja 3.

Si no fuera por la ropa de verano este lugar se parecería mucho (demasiado) a una cárcel. Ahora que lo pienso debe haber cámaras filmando. Los guardias miran el salón repleto y se ríen, los presos siguen llegando. El guardia descansa, vuelve y dice: ¿del 40 al 60 color rojo! Unos se van, otros llegan.

Lo que falta en este salón es música funcional, dos pequeños parlantes que atormenten un poco a los que esperan. La única música que hay sale de los celulares que suenan cada tanto. A pesar del murmullo llego a escuchar esa canción que dice: “...estamos encadenados a un sistema repelente...” pero no, está sólo en mi cabeza. Los números mandan. Turno 42, caja 4.

Me tomo un tiempo para acomodar los papeles que debo presentar. No sé porque lo hice, faltan 83 turnos hasta que llegue mi número, mi persona. Soy 31 B Gris, ahora que se que el color es importante. Pero no soy sólo eso. También soy un número, el que me dieron cuando nací, que me va a acompañar toda la vida. Pero en algunos lugares, pocos, me conocen como 246971/04. Pero sólo algunos me llaman así.

El guardiacárcel aparece de nuevo por la puerta. ¿Color rojo del 60 al 80!. Otras 20 personas se levantan. A los pocos segundos el guardiacárcel vuelve. Está furioso. ¿Les dije SÓLO color rojo, no color gris!!! Ya han pasado como veinte con color gris...es color ROJO!!!. Tiene un acento extraño y pronuncia la palabra “rojo” de forma graciosa. Con su uniforme es más inteligente que varios estudiantes universitarios, por lo menos 20, o conoce muy bien la burocracia. Da igual.

Observo algunas caras conocidas entre la multitud y las trato de esquivar. No es fácil, pero ellos entienden. El cartel titila y cambia: turno 75, caja 4.

Llega otro guardiacárcel, cumple el papel de policía bueno. Anuncia: Seguimos con el rojo, del 80 al 100.... Tiene unas orejas gigantes, el pelo parado con gel y una media del jefe en la boca, pero sabe caer simpático. Además acaba de anunciar que no hay más números rojos, pasamos a la zona gris. 31 B, pienso.

Cien personas/números abandonaron la sala y la cantidad de gente es la misma. Un sello, cien sellos, trescientos s sellos. ¿Cuanto gastarán de tinta?¿Se cansan de golpear? Silencio. Ahí viene el policía malo, el peor guardiacárcel, se arrepiente y vuelve. Habla con una señora. Seguramente le dice: “Perdón, pero no se donde está su hijo” Termina de hablar y se acerca a la puerta:¡del uno al 20, color gris! A esta altura no sé si alegrarme o asustarme. El próximo soy yo. Falta poco. Ahora va a decir ¡del 20 al 40, color gris! (o va a mandar a su secuaz orejón) y me voy a parara con otras veinte personas, voy a salir a caminar por el pasillo hasta el final. De fondo se escucha una discusión. ¿Qué es más importante: el guarda que anuncia o el cartel luminoso?. Acá ambos deciden tu destino, el reloj es lento y previsible como la vida (algunas vidas); el anuncio del guarda es rápido e imprevisto como la muerte (algunas muertes) 31 B Gris.

Finalmente el momento llega: ¿color gris del 20 al 40! Era el comienzo del fin. El fin de la espera. De todo.

Eramos 20 personas guiadas por el guardiacárcel por un pasillo que doblaba en forma de “ele”en cuyo final había otra sala de espera mas pequeña, con un cartel igual que el anterior donde mostraban los turnos. Los guardias se ubican de nuevo en el medio, ese lugar panóptico desde donde observaban ambas salas de espera, mientras sonreían y hablaban en voz baja.

En la sala que me encontraba el cartel sí tenia sentido, cada vez que el número cambiaba alguien se levantaba y se dirigía a las ventanillas. Cada número era un gramo más en el reloj de arena. Y ya quedaban pocos.

    - 27, 28, 29, 30, 31....caja 3.

    - Vengo por las legalizaciones.

    - Ah, si. ¿estas dos?

    - Si.

    - Pague en la caja y retírelos en esa ventanilla.

    - Si, bueno.

Se escucha el golpe seco del sello al pegar contra la mesa. Una, dos, diez veces. Son 6 pesos. Si, acá tiene. ¿Estos son suyos? Si, son esos.

Guardé las fotocopias con la tinta todavía fresca y caminé hacia la sala de espera. Doblé antes de llegar, caminé sin mirar atrás y subí las escaleras. Caminé, casi corrí, hasta la puerta. Afuera llovía. Respiré hondo. Y me di cuenta que por fin era libre.

miércoles, 8 de agosto de 2007

Fito Superestar

Siempre pensé que Fito Páez era una especie de Dios, un mesías que venía a revelarnos la verdad a través de sus canciones. En realidad siempre no, creo que desde esa tarde en el puerto o quizás lo creí de verdad (eso de sentirlo en las entrañas) esa noche en la casa del Seba, cuando el negro empezó a cantar esa canción que decía: "Hay dioFito Santo....."
Desde esa revelación, escuchar una canción de Fito Páez era similar a la lectura de un salmo, casi una experiencia religiosa. ponía su haz de luz sobre cosas que siempre estuvieron delante de nuestros ojos pero no sabíamos interpretar. En esos tiempos lo único que existía para mi era el Evangelio según Páez.
La devoción por Fito me hizo ver mejor la realidad. Me di cuenta, después de la grabación de Enemigos Íntimos, quien era en realidad el enviado de lucifer a corromper la raza humana. Encontré paz en cada uno de sus discos. Mi vida se vió atravesada por los versos del rosarino, cada estrofa era un mundo nuevo para mi.
Me di cuenta de muchas cosas, encontré el amor después del amor, me di cuenta de las posibilidades infinitas del camino y le di muy poca importancia a donde tenía que llegar. Mi vida se proyectó entre miles de mariposas technicolores. Fueron dias felices donde mi vida rodaba en ciudades de pobres corazones. Por fin alguien ponía fin a mi ateísmo.
Pero nada es fácil de mantener. Y menos una divinidad. Su figura inmaculada se vio un dia manchada y todas sus verdades cayeron de un segundo a otro. Sólo existe la perfección perfecta, dijo alguna vez un periodista de cuyo nombre no quiero acordarme, y tenía razón. La divinidad no acepta pasos en falso y Fito dió ese mal paso. Sucedió en un lugar inesperado, en el momento más inesperado. Dicen que las cosas que realmente te cambian la vida suceden así, de un momento a otro, sin avisar. Un domingo a la noche. Un martes al mediodía. Hablando con una persona que conozco de nuestras simpatías por diferentes clubes de fútbol me comentó que era simpatizante (no dijo hincha, dijo simpatizante) de Newell’s Old Boys de la ciudad de Rosario. Le pregunté si él iba a la cancha a ver a su equipo preferido todos los domingos, y lo que me contestó me hizo darme cuenta de mi error, de la total falta de divinidad de Fito Páez. Me dijo que no. Y ahí me di cuenta y le dije: Entonces Fito Páez mentía, Rosario nunca estuvo cerca...

domingo, 29 de julio de 2007

Instrucciones para conseguir asiento en el colectivo

Hoy en este mundo tan moderno y tan jodido cualquier actividad es una carrera donde sólo unos pocos llegan y el resto quedan librados a su suerte. Conseguir asiento en un colectivo es sólo una muestra de lo cruel que es este sistema, quizás el ejemplo más cruel ya que en esta competencia nos encontramos en total desventaja contra viejos decrépitos, mujeres hermosas, deformes, inválidos, madres solteras y embarazadas.
Conseguir un asiento en un colectivo es una cuestión de percepción del entorno. Igual, ahora que mi cerebro está en superatomático lo único que hago es pararme unos minutos delante de un asiento ocupado. Al rato la persona se levanta y yo me siento, así de fácil. ¿Suerte?. No. Años de viajar en colectivos hacen que mi percepción funcione de forma inconsciente.
Veamos lo que hay que saber. Nunca sentarse en los asientos de adelante, aunque sean los únicos disponibles. es una trampa para novatos. Eso te deja en una posición totalmente vulnerable, como tener un jugador lento y jugarse al offside. Siempre hay que elegir los asientos que se encuentran lo más atrás posible (nadie cede el último asiento).
El conocimiento del recorrido del colectivo ayuda. En la cercanía de puntos neurálgicos de la ciudad hay un recambio de pasajeros que puede (y debe) ser aprovechado. Toda interseccion con trenes, subtes u otras lineas de colectivos son el lugar y el momento indicado para conseguir ese preciado asiento.
Como paso final se debe observar a la gente. No amenazadoramente, sino analizar esas pequeñas cosas que nos hacen supones que esa persona se dispone a bajar. Y en este caso, como Dios (o Kafka), hay que estar en los detalles. Una mirada hacia afuera puede ser un indicio certero, también un movimiento rítmico con el pie, apretar la cartera con la mano, volver a ponerse una campera o bufanda, atarse los cordones o cerrar un libro que se está leyendo. Esto sirve para casi cualquier punto del recorrido, pero también hay cosas que se deben observar en casos específicos, como estar atento a la ubicación de escuelas, universidades, clubes de fútbol, eventos y relacionar a los pasajeros con dichos lugares o instituciones. Sabemos que los chicos con guardapolvo se bajan en las escuelas y las chicas alternativas en recitales de El Otro Yo. También los factores geográficos inciden en las posibilidades de obtener un asiento. Sabemos reconocer quienes se bajan en el barrio chino y también a los turistas que terminan su recorrido en Caminito.
Si todo esto no funciona quedan dos posibilidades: estudiar los momentos en los cuales el colectivo que deseamos tomar va vacío y reorganizar nuestra vida a partir de eso ("Me encantaría ir, pero a esa hora el 42 es un infierno"); o también podemos prescindir de alguna extremidad o simular alguna desventaja que nos otorgue una ventaja en esta selva. Pero eso ya es otra historia.

lunes, 23 de julio de 2007

Los Heavys del Bricollage

para Verito, my sister


Escribir tiene mucho que ver con mentir. No se puede escribir sólo verdades, para eso está la vida, la rutina y los reality shows. Mentir implica también actuar, ponerte una máscara que más allá de provocar un cambio de actitudes, deja entrever aunque sea un poco, de nuestra esencia de personalidad.

Nadie es quien dice ser todo el tiempo. Para Chesterton la mejor forma de ocultar la condición de anarquista era con esta frase: “Yo soy anarquista”. Una simple verdad que nadie cree. Nadie cree porque todos, de alguna u otra manera, mienten.

Nadie es quien dice ser porque nadie sabe bien quien o que es. ¿Que define a una persona? ¿Su profesión? ¿Su apellido? ¿Su cargo, su título? ¿Su posición económica? ¿Su color de piel, nacionalidad, sexo? ¿Quien puede decir con una sola palabra que o quien es? Si sos un canadiense, un buey o un artista. ¿Te puede definir la frase “soy policía”? Conozco a muchos que aesa frase les cuadra perfectamente y nunca en su vida pisaron una comisaría.

Entonces, a todos les toca actuar papeles que muchas veces detestan. Las máscaras van y vienen. Pero de alguna manera algo queda. Ese “Yo” que decide que máscara usar, que puede hacer algo y pensar exactamente todo lo contrario. Es más, puede salir de ese lugar y hacer exactamente todo lo contrario. La contradicción no existe mientras la subjetividad siga una especie de plan que guía a cada uno en su vida.

Todos usan máscaras. Imaginen un grupo de personas en un lugar haciendo una actividad que supuestamente todos comparten. Si todos piensan que en ese momento piensan que estarían mucho mejor en otro lado nada cambia. Las máscaras que mantienen todos refuerzan una idea, un gusto, un placer que no es el de nadie. Como si la mentira cobrara vida propia. Como si un cantante de moda vendiera miles de discos.

Ahora a los hechos. Una serie de máscaras que se utilizan en una noche cualquiera. Una máscara formal. Un restaurante formal y caro. Dándole la mano al dueño de una empresa que paga la cena formal y cara. Comiendo educadamente y gratis. Emborrachándote moderadamente y brindando. Algunas máscaras son mas difíciles de mantener que otras. Pero lo que importa de las mascaras es el afuera, el efecto que producen. Y la sensación de alivio después.

Afuera todo cambia. Otra máscara y a caminar por las calles oscuras. Con la anterior máscara puesta no sobreviviría diez minutos. Meando en la puerta de una obra en construcción. Esquivando personas que, a veces, es conveniente esquivar. Cruzando avenidas con el semáforo en rojo. Equivocándome. Pero el instinto de supervivencia de esta máscara me permite llegar al colectivo. Y ahí otra mascara que inhibe los instintos dormidos gracias a la civilización, a la cultura. Me gustaría reírme un poco.

Y al final la máscara que me gusta más, casi transparente, casi borrada por el humo y las cervezas. Uno a uno van cayendo, sólo quedan los que siempre quedan. Algunos dispuestos a perder algo más que una partida de pool. Y escapando del bar sin pagar. Otra vez. Y despertarte vestido en una cama extraña. Y pensar en las máscaras que vas a usar hoy.

Lo que falta contar es el hecho que motivó todo esto, pero lo que pasó, o mejor dicho, la interpretación de eso que pasó, a cargo de mentes que no están del todo centradas, puede y debe ser una completa y simple mentira. Pensar que cinco o seis heavys que volvían del recital de Motorhead con una lista de temas (disputada entre 25 o 30 heavys, sin duda), con sus camperas de cuero negro, sus tachas...Pensar en esa actitud que muestran, tomando cerveza en el colectivo, molestando a las viejas, sentándose en el piso sucio del 152. Pensar que todo eso no es más que una máscara que dejan en el perchero al llegar a sus casas. La dejan para usar otras máscaras. Ni mejores, ni peores, diferentes. Máscaras que no pueden usar delante de sus amigos. Máscaras que quizas usan todos sus amigos, pero nadie lo sabe. Quizás tampoco la usan delante de su madre. La máscara que usan cuando ven Utilísima Satelital. Cuando uniendo una serie de tachas compradas en la mercería del barrio logran terminar de formar esa flor que adorna su muñequera.

miércoles, 11 de julio de 2007

Un copo en el 9 de julio!


Por fin esta todo blanco!!!
No hay que pensar en nada!!!
Mi mente está en blanco!!!
Estoy feliz, la gente parece feliz!
Las calles están llenas, hace mucho frió pero todos están ahí!
Disfrutando, sonriendo, mirando al cielo!
Es increíble, después de 34 años, nieva en Baradero.

viernes, 29 de junio de 2007

Si me dan a elegir VIII

Un tatuaje en mi tobillo
Un recorrido turístico por microcentro
Una amiga en la Bond Street
2 Pájaros de un tiro en Buenos Aires
Un sábado sin soda
Un viernes de amigos en Capital
Historias de Cronopios y de Famas en mi cabeza
Una moneda que defina mi destino
Un nuevo número sin ningún contacto
Facturas y mates en el atardecer con vos
Un martes descontrolado
Un mail que me acerque hacia vos
El vaso medio vacio para volverlo a llenar
Un cigarrillo a medias con mis amigas
Una noche de desvelo y locura que me ayude a terminar mi guión.

lunes, 25 de junio de 2007

Ironias de la vida

Todas las frases que salen de mi boca parecen tener algo de ironía, incluida....esta.

lunes, 18 de junio de 2007

Escribir

Un millón de canciones de Calamaro me dicen que este es el momento en el que tendría que escribir.
Y no lo hago.

viernes, 15 de junio de 2007

Si me dan a elegir...(VII)

Mitómano en un juicio
Policía en la luna
Abogado en el infierno
Ausente sin aviso
Arriesgado en el casino
Ecologista en el año 3000
Ladrón de tu cerebro
Segundo en el reloj
Voto en blanco en una elección
Plástico en tu billetera
Moneda en una fuente
Jueves un día cualquiera
Apretado en un Monza
Alta planta en Planta Alta
Un hacha en el pie del Diablo

jueves, 7 de junio de 2007

A tí

No te atrevas a dejarme ir
porque cuando te des cuenta
ya estaré muy lejos de aquí.
Piénsalo, siéntelo, súfrelo;
mantenme aquí a tu lado,
tú sabes que lo valgo
y tu también lo vales.
Piénsalo, siéntelo, súfrelo;
porque las almas gemelas
sólo se cruzan una vez.

Déjame!

Por qué sigues pensando en estar juntos,
si ni tú eres para mí,
ni yo soy para vos.
El destino es sabio,
pero más sabio es el corazón,
sólo deja que él te guíe,
no dejes, al sentir,
que él se enfríe.

martes, 5 de junio de 2007

Si me dan a elegir...(VI)

5 estrellas en mi hombro
Un libro de historia mundial
Un bar
Un café y un jugo de naranja
Un atado vacío
Una fiesta en el medio de la nada
Un tren vacío en la fría madrugada
Una chica que camina sola
Algo de vos pastillero
El muro de Berlín hacia vos
Un celular en el inodoro
Una vida comunicada
Sabina sabe jugarse la boca
Un carioca inesperado
Un cuento difícil de escribir

Si me dan a elegir...(V)

Suicida en la duda
Dueño de un circo
Solitario entre la multitud
Nostalgia en este estúpido lugar
Ladrón de bicicletas
Comprador de ilusiones
Guerrillero en Colombia
Buscador de Tesoros
Patatas al infierno en el bar Marian
Juez de línea en Mexico ´86
Satisfacción en los Rolling Stones
Amnesia en mi memoria
Una flor en los tachos de basura
Una cuchilla andante en la línea del frente
Un perro en Andalucía

Si me dan a elegir...(IV)

Rodchenko en la revolución
Enfermo en un hospital
Mormón golpeando la puerta
Estudiante en la recta final
Colgado de una rama
Inspector de billeteras
Más extraño que la ficción
Un viejo indecente en el correo
Kamikaze en picada
Periodista en dias de ron
Clandestino en el mundo
Girondo en el tranvía
Insistente en la derrota
Tu perfume en mi cama
Soñador en el balcón

Si me dan a elegir...(III)

Poeta maldito en París
Presidente de la Jota Pez
Renton en su habitación
Di Giovanni en el patíbulo
Piero Manzonni en un museo
Viernes 13 en julio
Robert Cappa en la guerra
All Stars en tus pies
Tatuaje en tu espalda
Separatista en Euskadi
Irreductible en la Galia
Perdido en el supermercado
Catador de Cervezas
Aburrido en Estados Unidos
Brian Jones en Guitarras

jueves, 31 de mayo de 2007

Si me dan a elegir...(II)

Escritor en la Internet
Banquero anarquista en Portugal
Bajista en los Sex Pistols
Heroína en Kurt Cobain
Estrella del rock en la CBS
Coleccionista de fracasos
La Polla en TUrecto
Preso en la Televisión
Cajero en el paraíso
Las orejas de Van Gogh
Creador de confusión
Rocambole en un folletín
Cofundador de Fracaso Ltda.
Juguete rabioso en Buenos Aires
Paracaidista sin arnés

Si me dan a elegir...(I)

El Diego en Barcelona
Sabina en la cancha de Boca
Un recuerdo en tu cabeza
Un salmón en la corriente
Soldado griego en las Termópilas
Chute de whisky en un bar
Detective salvaje en Villaviciosa
Amante en tu futuro
Una pistola en tu boca
Once tiros en Parvadomus
Terrorista en un avión
Alcohólico en rehabilitación
Jack Sparrow en el Perla Negra
Johnnny Depp en 21 Jump Street
Goleador de Playstation

domingo, 6 de mayo de 2007

Todos hablan de Tí

"De Gonzáles Catán en colectivo, a la cancha de Boca por Laguna". Era la línea 86 una de las tantas formas para llegar al estadio donde el genio de Úbeda desplegó toda su poesía hecha canción.

Eran alrededor de las siete de la tarde, faltaban todavía dos horas. Y ahí estabamos mis amigos y yo, sentados en el campo de aquella cancha en la que sólo había llegado a estar detrás del alambrado. Mientras compartíamos un cigarrillo, discutíamos con qué tema iba a empezar el show. Poco a poco la gente fue tapando cada hueco que quedaba en el campo y también en las plateas. Pude confirmar lo que decía el cantante. Pude confirmar el “fanatismo desmedido”, y es ahí donde me incluyo, del público argentino por el cantautor español.

A casi una hora, los chistes, el acting y los acordes de Antonio García de Diego y Panchito Varona eran la prueba de sonido. Un “¡Que te grita el escenario ven!” resumía el tarareo de temas y la ansiedad por que comience el show.

Era diciembre, pero como si fuera un vals, seguíamos buscando el mes de abril. Junto con "Aves de paso", el maestro de la impostura sacó a relucir su talento.

Guitarra y rock and roll. El mejor dotado de los conductores suicidas nos llevaba a un callejón sin salida. Clima futbolero. Como si estuviera en un súper clásico. No parábamos de saltar y agitar remeras. “Despacio, despacio, no salten mucho”. Nosotros tan jóvenes y él tan viejo. Like a Rolling Stone.

En una especie de intervalo Antonio nos decía que “Esa boca era suya”. Nosotros ya la habíamos hecho nuestra. No era Olgita, sino Helen la que hacía los coros y la que con él nos llevó camino a un bar. Ella que sin embargo lo quería. Él con su whisky on the rock y sus peces de hielo. Nosotros acompañando su voz. Los tres cantando, casi sin aliento “Y sin embargo”.

Cada encendedor era una estrella que iluminó por completo aquel cielo gris y nublado. Nos alejábamos de “Calle Melancolía” y nos acercábamos al “barrio de la Alegría”.

A mitad del show hubo “mucho, mucho ruido”, pero aunque “Se llame soledad” no quiso hacernos chantaje, solo quiso regalarnos una canción. Y nosotros seguimos acompañando su voz, cerrando los ojos para cantar “Contigo”.

Cuanto amor, cuanta poesía, cuanto verso, cuanta canción hay en “La orilla de la chimenea”.

Sorpresa, asombro, fascinación y extrañeza nos invadió cuando su “Enemigo Íntimo”, el del bla bla bla, cantó con él aunque llueva sobre mojado.

Y después rock and roll. Porque elegimos entre todas las vidas “la del Pirata cojo”. El estadio era un barco que tenía por bandera un par de tibias y una calavera.

Era increíble ser la "Princesa". Abrazados con amigos, éramos, todos, juez y parte de sus andanzas.

Entre tanto, el corazón no paraba de latir. Era agitación. Era excitación. Era emoción. Negra noche maquillada como un maniquí. Y él cantaba que había tardado en olvidarla “19 días y 500 noches”. Y nos contagiaba de ese perfume popular de los himnos tribuneros con “Dieguitos y Mafaldas”.

Mágico. Elevado. Mejor que una “Noche de boda”, casi como una luna de miel. La Bombonera se vino abajo. La Bombonera cantó más que nunca, latió más que nunca.

Él nos daba “las diez y las once, las doce y la una, las dos y las tres”. Ese era el último tema.

Más que un punto y aparte era un "punto y seguido", porque sin él, pero con un tema suyo de fondo, nos fuimos cantando del estadio.

Un verdadero recital. Un visitante que siempre fue local. Un atiborrado cajón de éxitos que sacó a relucir. Una cancha de Boca loca por su canción, por su emoción, por su aspereza. Un "hombre de traje gris" que nos enseñó sus tratados filosóficos sobre el amor, la calle, la noche y la soledad. Un poeta burlón. Un me sobran los motivos para volverlo a ver. Un “Pongamos que hablo de Joaquín”.

martes, 1 de mayo de 2007

Decoración

La decoración de mi casa consta de:
una foto
una etiqueta de cerveza Palermo
un póster de PEZ
Supongo que adherimos al Minimalismo.

Jugar por Jugar

Nudo en la garganta,

corazón estrujado.

Ya lo sé,

no quisiste hacerlo,

sólo querías,

sólo lograste

alejarme de vos.


Pero es que aun no sabes

que no puedo estar sin vos,

es que aun no sabes

que todo es vacío sin vos,

es que aun no sabes

que me muero si no estoy con vos.


He pasado varios meses

intentando olvidarte,

me he pasado la vida

queriendo odiarte,

pero cuando me miras

recuerdo que no he podido olvidarte,

que no he podido llegar a odiarte.


Y ahora acá me ves,

respondiendo tus llamadas,

siempre con esa forma,

esa forma tan cobarde

de no decirte que no.


Y es que no te das cuenta

de que vuelves y te borras,

no te das cuenta

que el juego terminó,

porque ya no puedo,

porque ya no quiero

jugar por jugar.

martes, 24 de abril de 2007

Lectura Colectiva

Leer en los colectivos es un hábito riesgoso. En primer lugar para la vista, sobre todo cuando son esas ediciones baratas de letra chiquita en páginas diminutas. Pero también es peligroso porque en cierta forma el libro, al igual que el colectivo, te transporta.

El libro funciona como una maquina extraña e impredecible. En cada libro, se narran historias y en esas historias, se especifique o no, los personajes atraviesan puertas. Las puertas son a veces reales, a veces imaginarias y a veces metafóricas. Cada vez que alguien ingresa a un colectivo con un libro bajo el brazo se funde con el personaje y penetra con él a la trama del libro.

Así la puerta de ascenso de un colectivo de la línea 44 en Caballito, se transforma en un pasillo obscuro que desciende hasta llegar a un más oscuro baño. Te ponés a mear y cuatro sombras más bajan al sótano. No te movés. Escuchás un intercambio de palabras en voz baja. Esperás algo y no sabés que. De alguna manera sabés que en el bar que hay arriba hiciste algo que no debías. Algo capaz de molestar a alguien que tiene mucho poder. Poder para mandarte a sus guardaespaldas a seguirte hasta el inmundo sótano donde queda el baño del bar.

Casi terminas de mear y llega. Un botellazo en el medio de la nuca. Los vidrios saltan por todos lados. No te movés. Sabés que no te podés mover porque te van a matar. Terminás de mear, te abrochás el pantalón y silbás. Sabés que ellos no saben que hacer.

Pasas entremedio de los cuatro guardaespaldas y subís la escalera, sentís un filo hilo de sangre que pasa por tu cuello y atravesás la puerta. Es de día, estás enfrente del cementerio de la Chacarita. El colectivo se aleja. La cerveza de la noche anterior todavía da vueltas en tu cabeza. Te pasás la mano por la nuca para aliviar el dolor y empezás a caminar.

sábado, 14 de abril de 2007

El Primer dia

Sucede siempre el primer día de clases. Ese día nadie, pero absolutamente nadie, sabe nada. Ni la materia que se anotó, la materia que está cursando, donde queda el aula, la facultad. Ni si quiera la carrera que se encuentra cursando. Entonces empieza a preguntar a gente que sabe mucho, pero mucho menos que vos: ¿Yo curso historia, no? ¿En esta aula se da Derecho? ¿Esta carrera es Abogacía, eh?. Todas preguntas que alguien bien informado podría responder.

Así empiezan las conversaciones, charlas, pasan los minutos, la gente se cambia de aula para llegar a la correcta, se come, fuma, pregunta. Siguen pasando los minutos y el profesor no llega (El reglamento dice que el alumno debe esperar hasta 25 minutos antes de retirarse si el profesor no llega). Y ahí viene la pregunta que nadie puede responder: ¿Quien es el profesor? Y de ahí derivan otras preguntas que siguen a esta: ¿Como se llama?, ¿Que aspecto tiene? ¿Será puntual? ¿Joven, viejo? ¿Mujer, hombre? Ni puta idea. Son preguntas que nadie puede responder porque nadie las sabe, nadie tiene una respuesta para ese tipo de preguntas. Justo en ese momento es cuando aparece él.

Es una persona no muy joven, pero tampoco muy vieja, en general mayor que el promedio de los alumnos, bien vestido y con una especie de maletín en la mano. Con el semblante serio entra y se dirige a paso firme hacia el escritorio. Todas las conversaciones iniciadas en el aula (que son muchas) se detienen al unísono. Las bocas dejan de masticar. Nadie respira siquiera ¿Es él?. El recién llegado se percata que su presencia interrumpió un torrente de relaciones interpersonales en forma de banalidades y duda. Ahora tiene una pequeña porción de poder sobre todo los alumnos, poder que siempre sufrió del otro lado.

A los pocos segundo el mismo poder y la tensión del silencio se le hacen insoportables. Entonces esquiva el escritorio y va a sentarse con el resto de sus compañeros. Las conversaciones interrumpidas siguen su curso con un exagerado suspiro de alivio. En la puerta se asoma una persona no muy joven que mira y entra decidido hacia el escritorio. Está bien vestido y tiene algo en la mano que parece un maletín.

miércoles, 11 de abril de 2007

Misteriosa locura

"Si supieras de lo que estoy hablando, el misterio se esfumaría.
Si supieras lo que estoy sintiendo dejarias de sentir.
Si supieras que estoy loca te alejarías de mí."

Amor se llama el juego

"Yo rompía una copa"

Nos empezamos de golpe, nos saboreamos de prepo como salidos de un cuento de amor.
Creo que se trata de amor un huracán en mi cabeza, creo que se trata de amor corto circuito en mi sentido, creo que se trata de amor y de eso tu tienes la culpa porque tu cuello es una rama para colgarse, tu mente un crucigrama sin terminar, tu ombligo anda buscando donde ocultarse, tu boca es un milagro de la humedad.
Y me lo dijeron mil veces, pero nunca quise poner atención. Cuando vinieron los llantos ya estabas muy dentro de mi corazón.
Sé que amarte a ti no es lo mejor pero me gusta, quizás estoy jugando como siempre al masoquista. Es la ruleta rusa por un beso, es lo de siempre improvisado.
Amarte a ti es la verdad más mentirosa, es lo mejor de lo peor que me ha pasado.
Y hoy me quedo muda para oír lo que nunca te supe decir.
He limpiado varios rincones y he regado jardines sin soles y he buscado en miles de cofres algo que viva, algo que mate, algo que escuche y algo que mire, algo que escriba, algo que borre, algo en el viento, algo en la lluvia, algo de vos. Porque una casa sin ti es una emboscada, el pasillo de un tren de madrugada, un laberinto sin luz ni vino tinto, un velo de alquitrán en la mirada.
E incluso en estos tiempos de aprender a vivir sin esperarte, todos los días tengo recaídas y aunque quiera olvidar no se me olvida que no puedo olvidarte.
Porque eres tú amor, mis ganas de reír, el adiós que no sabré decir, porque nunca podré vivir sin ti; y para ser mas franca nadie piensa en ti como lo hago yo aunque te de lo mismo.
Y hoy que no me encuentro la nariz, hoy que no me sale ni dormir, no le pongas miel a la verdad, que si ando muerta es de tanto resucitar. Porque el amor cuando no muere mata, porque amores que matan nunca mueren.
Pero no tienes que decirlo, no vas a volver, te conozco bien, ya buscaré que hacer conmigo.
Por eso, no abuses de mi inspiración, no acuses a mi corazón tan maltrecho y ajado que está cerrado por derribo. Por las arrugas de mi voz se filtra la desolación de saber que estos son los últimos versos que te escribo, para decir "con Dios" a los dos nos sobran los motivos.

lunes, 9 de abril de 2007

Bonnie Parker

"A sus novios se los lleva, la policía
a sus penas las ahoga, con aspirina..."

"A pesar de ser vivir en una villa
siempre fue muy coqueta,
cuando sus hijos crezcan,
no quiere que le salgan canas..."

jueves, 22 de marzo de 2007

71

Lunes 11 a.m.

Miles de colectivos atraviesan la ciudad llevando y trayendo gente. Miles de colectivos cruzan sus trayectos a lo largo del día (y la noche) y en cada colectivo miles de vidas se cruzan un instante, se sientan, se paran y siguen.

Está el señor bien vestido, de unos 50 años, dos pares de anteojos y unos zapatos de cuero de verdad. Su situación económica acomodada no le impide subir al colectivo con el suplemento deportivo de La Nación recién robado de algún bar y ponerse a leer.

Un chico intenta impresionar a su novia. Dice que no le importaría clavarle una botella a un negro, total no tienen ni documentos, hay que matarlos a todos. La chica no parece muy impresionada. O sí, demasiado. Igual yo no creo que todos los negros son iguales, solo los barderos.

Una que se le caen 10 centavos y no se molesta en levantarlos, quizás le molesta el que dirán, o como todos, que nos reímos del dinero (sobre todo si tenemos).

Otro que tiene la etiqueta de la remera por fuera. Y la remera no está al revés, pero si es de una marca muy conocida. También está la que se compró el celular más caro y todavía no sabe como usarlo. Paciencia que falta poco.

Es lunes. Primer día de clases. Los guardapolvos dicen la mitad, las caras de los chicos el resto. Otros dos chicos con remeras de Radiohead sueñan con componer un tema, tocar en una banda, llegar a ser famosos y sobre todo no pasarse de la próxima parada.

También sube al colectivo el de cara de nada, que por eso se dejó el bigote y la de rulos con el sombrero raro. Y la señora con sus eternas bolsas buscando un asiento.

Por último está el loco que escribe, inventando un nuevo idioma en el papel y agradeciendo en cada parada y en cada semáforo.

viernes, 9 de marzo de 2007

Aclarando

"NdR: estar tan al pedo me hace pensar demasiado, por eso tanta teoría. Pero bueno, la locura es personal".

¿Quién parará la lluvia?

Jueves triste quizás. Así comencé el día, no con un humor de perros, sino con hombros caídos. Me pregunté si eso que dicen todos es verdad, eso de que los días de lluvia son tristes, grises, amargos y depresivos. Por mi ánimo parecía confirmar esa teoría. Y estuve así hasta las tres de la tarde, cuando decidí abandonar el control remoto y levantarme de la cama para hacer algo más productivo.
Me vestí y puse el agua para tomar unos mates en soledad, porque a esa hora de la tarde en mi casa ya no hay nadie, sólo mis pensamientos y yo. Mirando la lluvia caer a través de la ventana y con un pucho en la mano, pensaba como podía vencer esa angustia que me mantenía presa de mi misma. Se me ocurrió que sería interesante dar vuelta la teoría, o refutarla al menos. Entonces emprendí mi viaje hasta esa meta.
Deje los mates para más tarde y salí a dar una vuelta en auto. La lluvia era cada vez más leve, pero sin embargo las calles estaban desiertas, lo que me hizo pensar que iba a ser muy difícil revertir la teoría.
Estacioné en el puerto, y por unos minutos me quedé contemplando el río. Miré hacia uno de mis costados y observé a una familia. Estaban pescando. Llevaban pilotos para protegerse un poco de la lluvia. Estaban compartiendo mates y facturas, y se reían a carcajadas. Casi por contagio, en mi cara se dibujó una sonrisa. Y como me resultó imposible, me miré en el espejo retrovisor del auto; los hombros caídos habían desaparecido. Pensé que había comenzado a ganarle a la teoría, y me sentí feliz por eso. No creía haberla revertido pero si al menos tenía con qué refutarla.
Puse en marcha el auto y me fui a visitar a una amiga. Mientras tomábamos unos mates, ella me decía que odiaba los días de lluvia porque la deprimían. Sentí que una vez más la teoría me colocaba en el segundo puesto. Mi amiga me dijo que para vencer esa “depresión” se había puesto a hacer otras cosas, en vez de quedarse tirada en la cama todo el día. Por unas horas dejé de lado mi meta y comenzamos a hablar de otras cosas, pusimos música, y nos cagamos de risa un rato.
Cuando iba de regreso a mi casa volví pensar mi meta. Me di cuenta de que dejándola de lado había podido llegar a ella. Había logrado refutar la teoría, pero en realidad porque para mí ésta había cambiado. Ya no asociaba los días lluviosos con los matices grises, sino más bien comprendí que la respuesta a cómo vamos a encarar los días depende de las ganas de cada uno.
Al fin y al cabo todo “es una cuestión de actitud”.

jueves, 8 de marzo de 2007

A fucking big television

Era jueves por la madrugada y estaba en mi casa con Rose. Mates, puchos y cartas de poker de por medio hacían que la noche pasara más rápido. De fondo estaba la televisión encendida. Ninguna estaba atenta a lo que estábamos viendo, sólo estaba por el hecho de “escuchar” algo. Al paso de una hora, el juego se tornó interminable y el sueño se hizo notar por medio de largos bostezos y risas que surgían sin ningún motivo. Hasta que al fin Rose ganó y empezamos a festejar que ese maldito, pero adicto juego, había terminado.
Fue entonces que la televisión se hizo notar. La pantalla quedó negra, la tele se había apagado. El silencio invadió la noche; mi amiga y yo nos miramos estupefactas. Luego nuestra mirada se dirigió a ese “maldito” aparato y después al control remoto que estaba apoyado sobre una silla. Nos volvimos a mirar y a coro dijimos: “¡¿Se apagó la tele sola?!”. Nos quedamos en silencio por unos segundos. Pensé que algo raro estaba sucediendo. Vino a mi mente el recuerdo de esas historias que todo el mundo cuenta que le pasó a la abuela de un amigo de un amigo. Esas historias sobre espíritus que a veces son motivos de risas y otras de escalofríos.
Decidí dejar de pensar estupideces, tomé el control e intenté prender nuevamente la televisión. Probé una, dos, tres veces. Nada sucedía. Intente también desde el aparato y nada. Se había quemado.
La risa nos invadió tan rápido como un timbrazo nos enmudeció; ¡en medió de la noche había sonado el timbre! Temerosas fuimos hasta la puerta. Miramos por el cerrojo. Era mi hermano que se había olvidado las llaves.
Tranquilidad y carcajadas afloraron en la silenciosa noche, y con el último pucho consumido por tanta perturbación, decidimos que ya era hora de irse a dormir.


Rose fue la co-autora al escribir esta pequeña historia.

domingo, 4 de marzo de 2007

Amistad ¿basura?

"El que busca un amigo sin defectos se queda sin amigos"
Proverbio turco


La amistad es un tesoro, de eso no cabe dudas. Todos consideran que la amistad es uno de los valores primordiales en la vida del ser humano, y que amigo es alguien que te conoce tal como eres, comprende dónde has estado, te acompaña en tus logros y tus fracasos, celebra tus alegrías, comparte tu dolor y jamás te juzga por tus errores.
¿Pero que sucede cuando la amistad se vuelve basura? ¿Qué sucede cuando se considera a un amigo, mejor dicho ex amigo, una “basura”?
He aquí mi teoría: cuando uno considera que la amistad con una persona se rompió por un error que ha cometido su amigo/a, se empieza a llamar a esa persona un/a hijo de p…., se comienza a decir que esa persona se cagó en la amistad, que lastimó mucho a sus amigos/as, y finalmente se dice que esa persona es una “basura”. Ese es el término que mejor cuadra con mi teoría y les voy a explicar por qué.
Basura es algo que para alguna o algunas personas ya no tiene valor, ningún tipo de valor, es algo que ya no sirve, algo que se tira, que se descarta, que se elimina, que se desecha. Pero lo que es basura para alguien es un tesoro para otros. Es comprobable fácilmente: la gente que revuelve las cosas que desechamos siempre encuentra algo que vale para ellos, ropa que dejamos de usar por diferentes motivos sirve para otros, o las etiquetas que venían en los atados de cigarrillos, nunca llegabas a tirarlas porque alguien te las pedía; y hay muchos más ejemplos, pero creo que la idea ya se entendió.
Por eso, la amistad basura es un tesoro para otro, y te das cuenta que siempre la amistad fue, es y será un tesoro para ese otro. Y entonces te percatas de lo que realmente es la amistad, de cuanto realmente vale, de quienes son tus verdaderos amigos, y empezás a pensar que esa persona que te considera una basura porque cometiste un error, entonces nunca te consideró realmente una amiga/o porque como dice Rabindranath Tagore, filósofo y escritor indio, “la verdadera amistad es como la fosforescencia, resplandece mejor cuando todo se ha oscurecido”.

sábado, 3 de marzo de 2007

Leyes para un sábado a la noche

1ª Ley del Sábado a la noche

Por lo general la música está demasiado alta, lo que obliga a elevar el tono de voz para poder llevar una conversación normal. Ahí es cuando entra en accion esta ley. Siempre, una vez por noche como mínimo, en la pausa que se produce entre canción y canción alguien va a decir algo totalmente fuera de lugar, ilegal, comprometedor o demasiado esclarecedor. Seguro que se puede decir que fue sacado de contexto, pero lo dicho, dicho está.

2ª Ley de Sábado a la noche

No importa la cantidad de Coca Cola que se compre. Siempre, por más litros y litros que se compren (incluso comprando envases de 3 litros) se va a acabar primero que el fernet. Aún siguiendo la curva de progresión de Vittone (en la cual se aumenta la cantidad de fernet en las proporciones de cada vaso hasta llegar a un peligroso 80-20).

3ª Ley de Sábado a la noche

Por una extraña disposición o capricho del universo los vasos llenos suelen confundirse en las fiestas, por más cuidado que se tenga para que esto no ocurra. Por suerte mediante esta ley es fácil reconocer el propio. Al mirar hacia la mesa SIEMPRE el vaso más lleno es el propio. Esto no quiere decir que seamos egoístas o que deseamos apropiarnos de un vaso ajeno. Simplemente el vaso más lleno es el nuestro. Aunque siempre hay algún ignorante que te quiere convencer de lo contrario mientras te llevas un vaso repleto de cerveza bien fría: “Eh, si vos estabas tomando ferné…”

4ª Ley de Sábado a la noche

Esta ley ha sido aceptada pero todavía no ha sido explicada por la comunidad científica. Si hay un no fumador presente en la habitación, el humo de todos los cigarros lo va a perseguir como si en ello se le fuera la vida (y en parte esto es así). En el caso de que todos fumen, el humo se dirige tranquilamente hacia las cortinas. Esto sólo ha sido probado con tabaco. Se esperan resultados para otras sustancias.

jueves, 1 de marzo de 2007

Sueño postergado

"Justo antes de cumplir el sueño de toda su vida Fernando pensó: ¿Que le hace una lancha más al Tigre?".

jueves, 22 de febrero de 2007

El mensaje es medio malo


Muchos proyectos comerciales fracasan por muchas razones que no vale la pena enumerar. Pero hay un tipo de fracaso que por más que quiero no puedo ignorar. Ese fracaso está oculto en algo supuestamente positivo que podría llevar a un negocio al éxito inmediato. Pero no. A veces una mala publicidad es el fin de numerosos emprendimientos.

No me refiero a las publicidades que salen en la televisión (aunque de esas también hay) sino a las que sin querer están diciendo, por una u otra razón, absolutamente todo lo contrario de lo que pretenden expresar.

Lo que más me llama la atención es la horrible caligrafía de los que ponen en cualquier lado “letrista” y su número de teléfono. Más allá de las faltas de ortografía (“se acen carteles”) un letrista tiene la posibilidad de mostrar su trabajo en un mensaje breve, pero efectivo. Forma y contenido deberían asociarse para expresar la misma idea. Pero no. Una y mil veces no. Se entiende si el cartel dice “pica-pica bajada-cordón”, pero no en la publicidad de un letrista.

Otra cosa que me llama la atención es lo deplorable que es el diseño de los afiches de vía pública que anuncian, justamente, la carrera de diseño gráfico en alguna universidad privada. A veces pienso si es en serio o es una joda. Si tienen la posibilidad de encargarle el trabajo a otro, háganlo, para que por lo menos parezca, por lo menos. El problema es que quizás piensan que el afiche así esta perfecto. Quedó hermoso.

Otro problema, casi una paradoja , son los carteles que hay en el subte que proclaman “Si quiere que su negocio prospere, tiene que estar en Internet. La publicidad es de una empresa que ofrece la creación y el mantenimiento de paginas web. Aquí el dilema. Si le hago caso, demuestro que están equivocados, ya que el mejor medio para que mi negocio prospere parece ser...carteles en el subte. Ni una palabra más.

Un mensaje ambiguo puede llevar a una simple confusión o a la ruina de un negocio. El genio que inventó el eslogan para el supermercado Norte que dice “Vuelva, que ahora Norte tiene precio” seguro no pensó en eso. ¿Como que ahora? Yo antes también venía acá ¿Me estaban cobrando de más todos estos años? Igual aprecio la sinceridad.

A la hora de expresar algo en publicidad se debe ser claro y tener en cuenta el medio por el cual se emite (si, eso que dijo Mc Luhan, “el medio es el mensaje”) y recordar siempre las palabras del arquitecto de la Bauhaus, Ludwig Mies van der Rohe: “Menos es más”.

miércoles, 21 de febrero de 2007

Una teoría sobre la felicidad

Mucha gente suele preguntarme si soy feliz. Yo siempre digo que feliz es una palabra corta, pequeña, pero que encierra algo muy grande. Y digo, feliz estoy ahora, porque no se como estaré mañana.
La felicidad es así. Va y viene. No existe nadie que pueda decir que ha logrado para siempre la felicidad. Y si lo dice, estaría mintiendo. Porque en realidad lo que existe son momentos felices, esos fugaces momentos que te hacen pensar lo hermosa que es la vida, y lo bien que hace vivirla. Como mucha gente dice, son esas “pequeñas cosas” las que más te llenan el alma, las que más te satisfacen y te alegran el corazón. Como encontrarte con un amigo que hace tiempo que no veías, ir a tomar una birra y hablar al pedo, sintiendo que todo es como antes, que la amistad sigue intacta. O como tener un hijo. O verles la sonrisa a tus viejos después de haber tomado unos mates con ellos. O el día que conociste al amor de tu vida. Esos momentos son los que te hacen pensar: “la puta que vale la pena estar vivo!!”. Son esos momentos los que al final de tu vida te harán pensar que haz sido feliz.
Es verdad que mucha gente vive buscando la felicidad. Tal vez eso es lo que los hace felices. Pero creo que esa gente no se da cuenta de que la felicidad está a un paso, delante de ellos. Porque si te pasas la vida buscando la felicidad, no disfrutás de esos pequeños momentos que te hacen feliz solo por un instante, esos momentos que logran alegrarte por unos días o quizás para toda la vida. Terminás perdiendote la felicidad.

lunes, 19 de febrero de 2007

Una teoría sobre la infelicidad.

"Todo el mundo quiere ser feliz
pero no lo puede conseguir"
Todo el mundo quiere ser feliz
Cienfuegos

La infelicidad, así como la felicidad, está ahí. No se puede negar su existencia pero se puede conocer más sobre su justificación. ¿Por que es más fácil encontrar la infelicidad que la felicidad? ¿quien quiere que la gente no sea feliz?.Me gustaría poder contestar la segunda pregunta pero vamos a empezar por la primera. El quien es un misterio que ojalá alguna vez se pueda resolver, así como quien es el responsable del sistema económico mundial.

Las cosas que pueden hacer feliz a las personas por lo general están prohibidas o mal vistas. Desde pisar el pasto en una plaza, correr desnudo por una peatonal o ingerir sustancias alucinógenas. Todo está penado por la ley. Con el objetivo de generar un malestar, una infelicidad de no poder hacer lo que uno realmente quiere. Responder a los instintos más primarios es algo negativo y ahí es donde se aplica el control. Policías en la esquina, cámaras de seguridad, demás autoridades están ahí solo con el objetivo de coartar ese instinto que posibilita la felicidad.

Una persona feliz, sin inhibiciones es difícil de controlar. Si alguien hace lo que quiere, lo primero que se le cruza por la cabeza es tan impredecible como el vuelo de una mariposa, y como tal puede provocar un tornado. Por eso las autoridades buscan la infelicidad de la mayor parte de la población por medio de diferentes métodos. El principal es la prohibición pero también la condena social juega un papel importante. La desvalorización de las clases bajas o populares se basa en que por lo general son las más felices, al no depender del bienestar económico encuentran la felicidad en cualquier lado.

El trabajo es otro de los métodos utilizados para generar infelicidad. Se le paga a la gente para tener trabajos que no quieren, se los obliga a permanecer sentados frente a una computadora haciendo nada con tal que sean infelices. Te pagan para hacer algo que no querés con el único objeto de aumentar tu infelicidad. Y está comprobado que el dinero (que te pagan) no compra la felicidad.

Existen excepciones a esto. Hay personas que trabajan de lo que les gusta, ganan millones y al parecer son felices. Son por lo general futbolistas, tenistas, actores, etc. Quienes además de pagar el precio de la fama (que no se bien cuanto es) sirven para generar una infelicidad mayor en los que saben que nunca van a llegar a tener ni la décima parte de lo que ellos ganan haciendo lo que les gusta. Esta es la parte más perversa del sistema. La gente famosa es un instrumento de la infelicidad y a la vez no puede llegar a ser feliz, por eso es que se casan, divorcian, drogan, suicidan y por lo general después se mueren sin llegar a ser del todo felices. Como el resto de la gente. Nadie escapa.

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