martes, 27 de octubre de 2009

Detrás de la casualidad

Un fantasma recorre mi vida. Lo vi por primera vez en una foto, en un libro que me compré una vez. Más tarde, esa semana estaba en otra foto en una pagina de internet. Parecía viva. La última vez en una película alemana. Debe significar algo todo esto –pensé- tengo que hacer algo con esto.

El otro día Sofía sugirió que no es así. No hay casualidades tan grandes. Yo creo que si. Ella decía que todo está ahí, solo que le prestamos más atención a algunas cosas que a otras depende el momento y la predisposición a percibir esas cosas. Como cuando tu novia puede estar embarazada y por todos lados ves bebés y mujeres embarazadas. Si, eso pasa. Pero a veces también lo otro. Y ese fantasma que me persigue es real. Depende de lo que haga con él, también se puede transformar en algo más real todavía.

Estaba pensando en diseñar algo. Un disco. Y remeras. Entonces mirando fotos de los Clash en un libro vi una remera antigua. Setentosa. Del Spirito del 77. La tenia puesta Strummer, creo. Tenía una calavera, unas letras chinas (o japonesas) y el nombre de la banda. Pensé en reproducir ese diseño. Pero al rato me olvidé. O hice otras cosas. No me acuerdo. Días después me puse a buscar información sobre Spanish Bombs (después de leer una nota de este blog), una banda tributo a los Clash. En la foto de un artículo sobre ellos estaba la misma remera. De nuevo.
Anoche vi una película alemana. Die Welle. O La Ola. En ella un profesor medio punk tenía una remera. Si, esa remera. No era casualidad. No era que ahora estaba prestando atención. Era algo más que eso. Algo que algunos llaman destino, designio de dios, caminos de la vida y yo no se bien como llamarlo y mucho menos sé como explicarlo.

Toda esta discusión empezó por Carl Jung. Sofía estaba diciendo todo esto sobre prestar atención, las casualidades, embarazadas, noches de luna llena y todo eso. Que creo que pueden funcionar, si. Pero hay algo más, algo que no se puede explicar y va mucho más lejos que esto. Más lejos de lo que podemos explicar.
Y después de mencionar a Carl Jung (creo que el comentario tenia que ver con que él había relacionado la psicología occidental con la filosofía oriental o algo así), como para probar mi teoría y refutar (o no) la de Sofía, catarata de Carl Jung. Primero en un episodio aislado de Bored To Death, una serie medio mala (pero que dura poco), en el mismo episodio que Jim Jarmusch hace de sí mismo. Después en una novela que estaba leyendo. En realidad la empecé a leer antes de hablar con Sofía, pero desde esa charla el libro no deja de mencionarlo. Antes de esto ni una palabra sobre él. Pero después de esa charla no lo deja de mencionar, que Carl Jung esto, que Carl Jung lo otro. Se transformó en una especie de hilo conductor y paraguas explicativo de la novela. Carl Jung. El que no fue mencionado en la primera parte del libro.(Ah, la novela es Diario de Chuck Palahniuk).

De la novela “Diario” saqué un test psicológico (creo que lo había inventado Carl Jung) que es un éxito entre mis compañeras de trabajo. No lo veo como casualidad. Un verdadero éxito.

Hay cosas que si tienen que ver con prestar atención y no lo niego. Encontrar un libro de Carl Jung en el Parque Rivadavia después de pensar todo esto no llega a ser ni una casualidad. Ver un cartel que anuncia un seminario sobre la psicología y Carl Jung en un poste en la avenida Corrientes puede llegar a ser una casualidad guiada por que Carl Jung se transformó en algo a lo que le estoy prestando atención estos días. Pero se que hay algo más.

¿Destino? ¿Casualidad? ¿O hay algo más? Un plan oculto que guía nuestras acciones, encuentros, desencuentros, amores, odios y suerte. Supongo que si me dan a elegir, me quedo con las dos.

martes, 20 de octubre de 2009

Negro Paisaje

Los putos ecologistas se equivocan. Los
que lavan pingüinos se equivocan. Los que
reciclan se equivocan. Los “salvemos a las
ballenas” se equivocan. El mundo va hacia
la destrucción y eso está bien.
¿Fue nuestra elección? No importa. Porque la
aceptamos cada día. Con resignación o
con violencia todos estamos de acuerdo.
Todos los paisajes están contaminados y
el mundo se puede ir a la mierda
con todos nosotros dentro.
Y entonces veo brillar el sol, las latas
de cerveza brillan entre los adoquines y
mi vaso de cerveza de plástico está frío
ahora (será basura por mil años). Y veo
esas calzas negras y esos anteojos
y pienso. La naturaleza es sabia.
El hombre destruye valles y montañas
pero el paisaje no cambia. Entre las basura
está ella. Los putos ecologistas se equivocan.
Hay mejores paisajes que proteger.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Pocas Pulgas

El sábado pasado Argentina le ganó a Perú dos a uno. Eso no es noticia. O si. A los 90 minutos de partido Perú empató, bajo una lluvia torrencial, dejando a el equipo de Maradona virtualmente fuera del mundial de Sudáfrica 2010. Pero eso no pasó. O todavía no, por lo menos. Y esto sólo por un jugador: Martín Palermo. En realidad todos ya sabíamos que Palermo iba a hacer un gol en el último minuto. Lo que casi nadie sabía es por qué.

¿Por qué Palermo es el único que nos podía salvar ese día? Por que estar en esa cancha con esa camiseta en esa situación, bajo la lluvia, no es una posición cómoda para estar. Dicen que todos quieren ponerse la casaca de la selección, pero a veces eso no es tan así.

El arquero, Romero, estoy casi seguro que prefería estar en la cama haciendo cucharita con su esposa. Jonás Gutierrez extraña sus victorias con el Newcastle, contra débiles equipos de la “B” inglesa. Heinze supongo que quería estar en las costas de Florida tomando algún cóctel rodeado de jubilados con plata. Emiliano Insúa creo que tenía ganas de estar en su casa jugando a la Playstation (tiene veinte años, por el amor de dios...!) Mascherano debe querer volver al día en que Maradona dijo “la selección es Mascherano más diez” o mejor dicho, a cualquier día antes de eso. Di María sólo quería estar bajo techo. No le gustan los días de lluvia. Insúa quería estar en el partido contra Ghana, ahí si que se lucía. Higuaín sólo le importaba estar en algún boliche de Madrid encarando minitas con Cristiano Ronaldo. Aimar se preguntaba que carajo hacía ahí, pensando en que nunca iba poder reemplazar a Riquelme. Schiavi puede ser que tuviese ganas de estar en la cancha, pero Sandra Bullock sigue estando bastante buena...

Y Messi se preguntaba donde diablos estaban Xavi, Iniesta, Henry e Ibrahimovic (incluso extrañaba un poco a Puyol), mientras un plateísta le gritaba “no podés correr, tenés los bolsillos llenos de Euros”.

Y Palermo. Acababa de entrar a la cancha, llovía, todos esperaban todo de él. Le rompieron el tabique, la nariz le sangraba. Le dolía. Sabía que era la última esperanza del equipo. Y sin embargo era el único jugador de Argentina que de verdad quería estar ahí. Y ahí, justo ahí estuvo para gritar otra vez gol.

sábado, 10 de octubre de 2009

lunes, 5 de octubre de 2009

Alguien

Siempre fui un hombre paciente. Incluso con
los pacientes de la clínica, con los que
no saben lo que quieren y con los que saben
lo que quieren y por más que lo intenten no lo van
a conseguir.
Yo soy de los que se sientan en la puerta
de su casa en verano. Con cervezas, vasos,
papas fritas y esas cosas. Me siento por que
me gusta. Y para ver pasar el cadáver
de mi enemigo. A veces no se da cuenta que
es un cadáver. Pero lo es.
A veces incluso lo saludo. Sólo para ver su reacción.
Tengo muchos enemigos. La mayoría no me conoce.
Pero yo soy paciente. Estoy esperando. Acechando.
Un error, un desliz. Una mentira
evidente. Cualquier cosa sirve.
Lo demás es la recompensa de los
que esperan. Por que yo no espero porque si.
Yo espero porque hay algo que esperar.
En la mayoría de los casos ese
algo es alguien. Y casi siempre vos.
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