lunes, 3 de enero de 2011

El Siempreterno es real

Jueves sobre la ciudad y arrancamos de nuevo. La razón: que conseguimos las últimas dos entradas para ir a ver a El Siempreterno, la nueva banda de Sergio Rotman y Mimí Maura, en San Telmo. Hace calor y caminamos en la noche calurosa tomando latas de cerveza fría. En la puerta ya hay mucha gente, algunos esperando en vano conseguir una entrada. Arriba Sergio Rotman sonríe.

Apuramos el último trago y subimos. Adentro está tocando Fútbol, un power trío con batería guitarra y violín que suena bien. Muy bien. Un excelente aperitivo para lo que viene. La gente está tranquila, es la calma antes del Siempreterno. Pedimos una cerveza más en la barra.

Termina Fútbol y sale el Siempreterno a la cancha: Ricciardi en la batería, el Ruso en bajo, Minimal (con el  siete en la espalda) en guitarra y al frente Rotman y Mimí Maura.
Lo primero es una declaración: no los queremos! (pero están acá). Lo segundo es una advertencia: “el disco dura 22 minutos, vamos a tratar de tocar algunos otros temas para que sea un poco más largo…”

Así empieza, como el disco, El Siempreterno. Con fuerza. Suena bien también. Pero tiene fuerza. Suenan bien también los covers que hacen (Moonage daydream de Bowie,  Love will tear us apart de Joy Division y Gimme Gimme Gimme de Black Flag). Y cuando sube Flopa a tocar un tema. Ahora, cuando Minimal canta “El Desengaño” es evidente (además de que es uno de los mejores violero de la Argentina) que todos escuchamos Pez y, por supuesto, Cienfuegos (en especial cuando suena La Eternidad).

Párrafo aparte para Mimí Maura. A veces no hace falta nada más que actitud para seducir (aunque quizás esas medias de red ayudan). Y esa voz, por supuesto que nos deja a todos con la boca abierta, como queriendo beber un poco más de ansiedad.

Los 22 minutos se estiran bastante. Y a pesar de eso y de las cervezas no vamos al baño. No queremos perdernos ni un segundo del Siempreterno. Y tampoco nos dan respiro. Rotman agradece al lugar por dejarlos tocar y pide perdón por las molestias ocasionadas. “acá tocó Hermética – le recuerda Minimal – al lado de eso somos los Parchís” mientras se ríe, como para confirmar el buen clima.

“Son la selección nacional del ascenso y la reina de la belleza del club de barrio” dice alguien. Y tiene razón. Pero algo nos hace pensar que están cerca de (o por lo menos merecen) jugar en primera. El recital termina con un bis y una promesa: “en febrero volvemos a tocar”. Caminamos por las calles de San Telmo con la seguridad de que el Siempreterno nos brindó uno de los mejores recitales de nuestras vidas. Y eso no es poco.
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