domingo, 11 de febrero de 2007

10 de rutina

Primero: me levanto, voy al baño, preparo el mate, me siento sola en la cocina con la mente en ese sueño perturbador que no me dejó dormir más que unas horas. Para aliviar ese pensamiento o tal vez para distraerme enciendo el primer pucho del día.

Segundo: cosas para hacer tengo pero como ganas no hay me pongo a revisar la casilla de mails: esas malditas cadenas que tanto me cansan y que siempre terminan diciendo lo mismo “si lo envías a tantas personas tu deseo se cumplirá, o tu suerte será mayor”, pienso que eso es pura superstición pero por las dudas lo reenvío; las ofertas laborales que me mandan porque me suscribí a esa pagina para buscar laburo aunque todavía no tengo hecho mi curriculm; y para terminar los correos spam que tanto me agotan. Suspiro, busco el cenicero, agarro el encendedor y prendo un cigarrillo.

Tercero: mi hermana me acompaña en la sobremesa y mientras hablamos al pedo un rato junto los platos y le alcanzo fuego. Por contagio o porque es ritual al terminar de comer me prendo uno.

Cuarto: mate de por medio, libros en la mesa: esa lectura que me agobia y que solo me mantiene entretenida por alrededor de una hora. Casi por inercia agarro el atado y saco otro.

Quinto: suena el teléfono, una amiga que me cuenta cómo pasan sus días, sus preocupaciones, me habla de la facultad y yo que no suelo hablar mucho por teléfono no hago más que escucharla y omitir alguna que otra palabra mientras me fumo un pucho.

Sexto: al mismo tiempo que con mi hermana hacemos la lista para ir al supermercado prendo otro.

Séptimo: aburrida de hacer zapping y pensando que tengo que dejarlo pero que aún no es el momento, enciendo otro pucho mientras mi hermana me dice que no fume tanto que hace mal. La miro y le convido una seca.

Octavo: estoy mirando la tele y esperando a mí hermana con la cena preparada. Mi vista se centra en la puerta y mis oídos están atentos al ruido del ascensor. Como en cualquier espera, nunca falta el pucho.

Noveno: sobremesa, el atado casi vacío. Pongo música y prendo otro.

Décimo: mi hermana se fue y estoy sola. Abro el msn pero no hay nada ni nadie por quien quedarme. Abro el word como si se me estaría ocurriendo algo para escribir. Pienso. Miro las fotos que tengo guardadas en la computadora. Sigo pensando. Prendo el último. Entonces se me ocurre y empiezo a escribir. Como si fumar me ayudara a pensar cosas más interesantes. O al revés: pienso que si sigo pensando voy a tener que bajar al kiosko.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...