martes, 14 de octubre de 2008

Bastó. Un segundo. Cambió.

Se me ocurrió que sería divertido parar y paré. Fue sólo un segundo, pero bastó. Imágenes retorcidas, oscurecidas, en blanco y negro, y hasta en sepia. Fotos que se iban quemando, y un flash constante que no me deja ver más allá de eso, más allá de esas imágenes. Y cierro los ojos para aliviar la sensación, pero todo se enrojece, y pequeños puntos negros me invaden, no puedo escapar de ellos. Y el flash entonces vuelve a aparecer, y las imágenes vuelven a quemarse, pero ahora son de colores intensos. Un azul vivo que se va apagando poco a poco, queda descolorido hasta desaparecer, hasta que cesó. Las imágenes quedaron intactas, algunas hechas cenizas, otras a medio quemar…y los rostros retorcidos, como sufriendo.

Fue sólo un segundo, pero bastó. Y ahora no sé como arrancar.

2 comentarios:

MatiAsF dijo...

Supongo que es algo que nos pasa o nos va a pasar a todos... es la duda entre animarse a arriesgar todo sin pensar en el mañana y conservar lo que uno tiene, porque despues del salto al vacío no hay nada, por eso a veces es preferible un "pequeño salto mortal"...por algo es la pregunta siempre es ¿Que harias si mañana se acaba el mundo? pero por lo general eso no va a pasar mañana...El problema de parar es que siempre (o casi siempre) hay que seguir de alguna manera u otra. Eso es lo que entiendo, y eso que de colores entiendo poco...

Niña dijo...

ahh, sii, ahora me entendes un poco más supongo...
aunq nadie nunca entenderá del todo.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...