domingo, 28 de octubre de 2007

No soy Gastón Pauls

Todo aquel que toma la decisión de contar alguna historia irremediablemente tiene que salir a buscarla. Pintores, periodistas, escritores fotógrafos, conductores de TV; cantantes y movileros de CrónicaTV. Yo no. No entiendo bien porque, pero las historias van a mi encuentro a cada momento.
Se podría pensar que el hecho de no tener que esta buscando historias por ahi es algo bueno, si lo que uno quiere es contar historias. Pero que hasta el hecho más trivial, mas cotidiano, involucre algún hecho, contratiempo, imponderable o anormalidad que valga la pena ser contada es a veces algo complicado. Y a veces algo muy complicado.
Muchos "buscadores de historias" se contentan con prestar atención a su entorno y de
ahi salen sus historias: una conversación escuchada a medias, un lugar de la ciudad que nadie mira, un gesto imperceptible... Otros se internan en gigantescas bibliotecas para encontrar nuevas relaciones en viejos libros. Otros viajan, por el mundo o desde este mundo. Y otros no dudan en hacer cualquier cosa por encontrar esa preciada historia. Esos son los conductores de TV ( y los movileros de CrónicaTV ). Necesitan buscar en todos los lugares posibles algo que contar. En los peores lugares, los más bajos. Tiene que revolver un poco las miserias de alguien para encontrar algo que contar. Yo no. Las historias llegan a mi cabeza casi ya armadas. Sólo hace falta ponerlas en el papel. Gastón Pauls viajó a México, viajó en Peyote (que es un cactus) con un chamán y conversó con un árbol. Todo eso para contar una historia en una entrevista en el desaparecido canal boca TV. A mi se podría decir que los árboles me llaman por teléfono y preguntan si ya volví.




Pero tampoco es fácil vivir así. Diría que es difícil. Que un paseo hasta el supermercado se convierta en una odisea está bien para un día. ¿Pero todos los días?. Una vez por el hombre-máquina, el intento de robo frustrado, el burlador burlado o el día de la peor invitación para tomar una cerveza del mundo. Es un poco mucho. Además está la incertidumbre de no saber que historia va a aparecer. Ni como. Ni cuando. ¿Quien se hubiese imaginado que eso de las "gotitas de amor" iba a terminar así? ¿Y la moneda falsa para carnada? ¿Y el paquete de pastillas que le ofrecí a la cajera? ¿Y el compact disc cambiado? Es un poco mucho. Que demasiao.
Pero después de asumir que esto es así y no va a cambiar, se torna un poco mas fácil. Dejo de sorprenderme y los que se sorprenden son los otros. Entre tantas confusiones, errores, desaciertos , peligros y falta de cordura me siento a gusto. Pero siempre hay algo nuevo que me sorprende, aunque ya estoy preparado. Caminando por la vereda del supermercado con my sister veo a un hombre mirando unos ladrillos tirados en un cantero. El hombre se da vuelta y nos mira. En ese momento (podría haberse quedado callado) nos dice: "pensé que los del supermercado habían tirado todas la zanahorias!". Dio media vuelta y se fue- "Tengo que escribir esto"- pensé mientras my sister se reía.


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