Llueve en la ciudad
y se transforma
en un río, un mar, en
un cementerio
de paraguas olvidados,
abandonados, sacrificados por
tener un brazo roto, por
darse vuelta en el momento
equivocado, por no poder
resistir, por no cumplir bien su
función.
Por eso son reemplazados,
por alguien nuevo, fuerte, que
las protege y seguro tiene
auto y las lleva a cenar
donde ellas quieren.
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3 comentarios:
me gustó la postal de ese ciudad que emerge cuando la lluvia deja su tendal
Hoy llueve y no quiero volver a casa. No voy a darle el gusto a mi mujer de dejarme tirado.
es mejor andar abajo de la lluvia, eso del paraguas es para rengos y mariconcitas
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