martes, 24 de noviembre de 2009

Sobre mi buena suerte I

Samy me regaló un chocolate. Esos del papel violeta, que ahora traen mensajes escritos. Me dijo: “no te regalo uno que diga Suerte porque eso a vos te sobra”. Y creo que de alguna manera tiene razón. Me considero alguien con suerte. No sé si esto fue durante todo el transcurso de mi vida, pero desde que recuerdo, tengo suerte.
El chocolate que me dio decía “Te quiero”.

Existe una teoría bastante extraña en la física cuántica. Vi que la mencionaban en una serie, después en otro lado y así, las casualidades o que se yo me llevó a querer averiguar más (mi ignorancia esconde un gran potencial). Yo no soy un perito en la materia, pero es más o menos así. Se llama teoría del suicidio cuántico, es un desprendimiento del experimento del gato de Schrödinger. Esta teoría supone que existe universos paralelos al nuestro en la que varían pequeñas cosas. Miles, infinitos universos en los que algo pasó de manera diferente. Y esos universos se crean a medida que pasan cosas. La teoría del suicidio cuántico supone un hombre que tiene una pistola en la mano. Esa pistola tiene un 50% de probabilidades de dispararse. Cada vez que el hombre intenta suicidarse, aprieta el gatillo y se crean dos universos. En uno él vive y en el otro muere. Esta teoría esconde una paradoja: existe un universo donde esa persona nunca muere. A eso se lo llama inmortalidad cuántica.

No todo depende de nosotros. Algunas cosas escapan. Dependen de Dios, del destino, del viento, de la suerte. No lo controlamos. Y esa incertidumbre es algo con lo que convivimos día a día. La moneda cae de un lado o del otro. Siempre son dos opciones. La tostada cae del lado del dulce o del otro. La pelota entra o se va afuera, el colectivo viene o no viene. Llueve o sale el sol. Te dicen que si o te dicen que no. Lo encontrás o lo perdés. Local, empate o visitante (eso son tres, pero en el fondo, como en el PRODE, siempre hay dos: ganar o perder). Y ahí es cuando tener suerte hace la diferencia.

No me parece muy extraña la idea de universos paralelos. No se bien por qué. Supongo que tiene que ver con que todos de alguna manera fantaseamos con otras vidas que nunca vamos a tener. Y también pensamos muchas veces (quizás demasiadas, si no tenemos suerte) que hubiese pasado si tomábamos una decisión diferente. Muchas más pensamos si otra persona tomaba otra decisión. Si tus padres decidían no tener hijos, si tu novia se casaba con vos, si de verdad te dedicabas al fútbol, si la medicina fuese nuestra vocación… que se yo. Todos esos mundos están en algún lado, son miles de universos paralelos donde tal vez yo no exista o quizás alguien muy parecido a mi, con mi mismo nombre juegue de nueve en Boca o sea un padre feliz.

Puedo decir que la vida me sonríe, que soy afortunado, que una buena estrella guía mi vida. En concreto: que tengo suerte. Los colectivos pasan cuando los necesito, encuentro plata tirada en la calle, gano cuando juego a algo, consigo almuerzos gratis, tengo gente que me quiere, tengo buenos amigos. La gente cree lo que digo. Leen lo que escribo. Estoy contento. Tengo suerte.

Creo que hay infinitos universos paralelos. Cada momento decisivo genera dos universos nuevos. Sé que hay un universo en el que soy jugador de fútbol, se que hay uno en el que mi novia no me dejó, hay otro en el que ya me recibí y hay miles de universos más. Pero el mío, el único que conozco, tiene una particularidad que lo hace similar a la paradoja de la inmortalidad cuántica. En este universo yo tengo buena suerte. Se que puede terminar. Se que hay miles de universos donde yo tengo mala suerte. Pero en este, en este no sé por qué, si es para bien o para mal, lo único que tengo es buena suerte.

6 comentarios:

sara otoño dijo...

Una forma optimista de creer que todo funciona bien, si me pongo a pensar, en todos mis universos paralelos seguro tengo suerte y una buena vida. O eso tambien es una forma de creer, en lo que sea, pero creer.

Soledad Arrieta dijo...

Está buena la teoría, es atrapante y creo que hasta puede volverte un poco psicótico (tené cuidado Matias eh).
Pero creer en algo así (que incluso me parece menos descabellado que creer en dios) es un poco loco. Y estaría muy bueno ir saltando en las distintas dimensiones, viendo realmente "qué hubiese sido de nosotros sí...". Pero no se puede ver. Y en lo que no puedo ver yo no creo.
Aunque muchas veces pensé (porque sí lo veo) que al menos una dimensión más hay: Los sueños. Ahí somso tan libres como queremos (o hasta donde nos lo permitimos, porque también nos limitamos en ellos).
Y así...
Y dejá de resfregarnos en los ojos tu condicion se surtudo querés! No a todos nos va tan bien!
Cariños!

MatiAsF dijo...

Creo que desde escribí esto no me va tan bien...


No, mentira. Me sigo revolcando en mi buena suerte...

Negro dijo...

A vos la vida te sonrie y a mi me haces cagar de risa.
Ahora me quedé con ganas de leer la segunda parte.

Tu editor dijo...

Leyendo unos poemas tuyos encontré uno que justamente, se llama "La suerte". Transcribo un párrafo:
"La suerte es como un gato. Como el viento y como los colectivos a la madrugada. Siempre viene, pero sé que nació para irse".

messiel' cartous dijo...

que suerte que esta noche voy a verte??

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