miércoles, 14 de octubre de 2009

Pocas Pulgas

El sábado pasado Argentina le ganó a Perú dos a uno. Eso no es noticia. O si. A los 90 minutos de partido Perú empató, bajo una lluvia torrencial, dejando a el equipo de Maradona virtualmente fuera del mundial de Sudáfrica 2010. Pero eso no pasó. O todavía no, por lo menos. Y esto sólo por un jugador: Martín Palermo. En realidad todos ya sabíamos que Palermo iba a hacer un gol en el último minuto. Lo que casi nadie sabía es por qué.

¿Por qué Palermo es el único que nos podía salvar ese día? Por que estar en esa cancha con esa camiseta en esa situación, bajo la lluvia, no es una posición cómoda para estar. Dicen que todos quieren ponerse la casaca de la selección, pero a veces eso no es tan así.

El arquero, Romero, estoy casi seguro que prefería estar en la cama haciendo cucharita con su esposa. Jonás Gutierrez extraña sus victorias con el Newcastle, contra débiles equipos de la “B” inglesa. Heinze supongo que quería estar en las costas de Florida tomando algún cóctel rodeado de jubilados con plata. Emiliano Insúa creo que tenía ganas de estar en su casa jugando a la Playstation (tiene veinte años, por el amor de dios...!) Mascherano debe querer volver al día en que Maradona dijo “la selección es Mascherano más diez” o mejor dicho, a cualquier día antes de eso. Di María sólo quería estar bajo techo. No le gustan los días de lluvia. Insúa quería estar en el partido contra Ghana, ahí si que se lucía. Higuaín sólo le importaba estar en algún boliche de Madrid encarando minitas con Cristiano Ronaldo. Aimar se preguntaba que carajo hacía ahí, pensando en que nunca iba poder reemplazar a Riquelme. Schiavi puede ser que tuviese ganas de estar en la cancha, pero Sandra Bullock sigue estando bastante buena...

Y Messi se preguntaba donde diablos estaban Xavi, Iniesta, Henry e Ibrahimovic (incluso extrañaba un poco a Puyol), mientras un plateísta le gritaba “no podés correr, tenés los bolsillos llenos de Euros”.

Y Palermo. Acababa de entrar a la cancha, llovía, todos esperaban todo de él. Le rompieron el tabique, la nariz le sangraba. Le dolía. Sabía que era la última esperanza del equipo. Y sin embargo era el único jugador de Argentina que de verdad quería estar ahí. Y ahí, justo ahí estuvo para gritar otra vez gol.

3 comentarios:

Vergónides de Coock dijo...

Palermo es malísimo. Suerte.

SirHacker.TV dijo...

pasate por aca no te vas a arrepentir

http://deliriosntiempo.foroactivo.com/forum.htm

Negro dijo...

¿Y que pensará Maradona cuando su selección juega?

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