martes, 15 de enero de 2008

Donde escriben los que no escriben

Todo empezó con un chiste que no me acuerdo como decía. Pero la idea era mas o menos esta: escribir una tesis sobre las manifestaciones de la cultura popular que se mantenían dentro de la cultura popular. Los elementos elegidos para analizar fueron dos: lo que la gente escribe en los billetes de dos pesos y las firmas que dejan los internautas en los fotologs. Así empezó todo.
Ahora tengo 27 billetes de dos pesos -son la nada despreciable suma de 54 pesos- con algún tipo de inscripción en él (pienso que el número 27 no es algo casual en mi vida, pero esa es otra película). 27 billetes escritos por alguien, para alguien, por algo.
Lo de los billetes surgió también por azar, luego de ver pasar por mis manos una increible cantidad de dinero. Y todo eso de nuevo por casualidad. Fue justo después de descartar los mensajes de texto por considerarlos algo muy personal, alejado de los medios de comunicación. No generan un llamado de atención general como las incripciones que circulan de mano en mano. Y lo de los fotolog surgió porque son, por la forma en que están escritos, lo más parecido a un mensaje de texto, pero públicos. Y en parte también por la inscripción de un billete de dos pesos en particular. El mensaje que contenía era el siguiente:

Ya me imagino la tapa del libro, el título ("Billetes de dos pesos y fotologs: Donde escriben los que no escriben") Prólogo de Pablo Alabarces. Un hermoso libro donde conviven el Gauchito Gil, San Cayetano, listas de supermercado, bandas de rock, declaraciones de amor, direcciones de mail y propuestas indecentes. Todo eso y más. Sumado a las firmas de fotologs que muestran saludos, links a otras páginas, mails, propuestas indecentes y, por que no, declaraciones de amor. Y todo sin censura, sin supervisión, sin reglas de ortografía. Al alcance de todos, para leerlo, pero también para escribirlo y ser protagonista, anónimo y no tanto. Pero protagonista al fin.
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