jueves, 22 de marzo de 2007

71

Lunes 11 a.m.

Miles de colectivos atraviesan la ciudad llevando y trayendo gente. Miles de colectivos cruzan sus trayectos a lo largo del día (y la noche) y en cada colectivo miles de vidas se cruzan un instante, se sientan, se paran y siguen.

Está el señor bien vestido, de unos 50 años, dos pares de anteojos y unos zapatos de cuero de verdad. Su situación económica acomodada no le impide subir al colectivo con el suplemento deportivo de La Nación recién robado de algún bar y ponerse a leer.

Un chico intenta impresionar a su novia. Dice que no le importaría clavarle una botella a un negro, total no tienen ni documentos, hay que matarlos a todos. La chica no parece muy impresionada. O sí, demasiado. Igual yo no creo que todos los negros son iguales, solo los barderos.

Una que se le caen 10 centavos y no se molesta en levantarlos, quizás le molesta el que dirán, o como todos, que nos reímos del dinero (sobre todo si tenemos).

Otro que tiene la etiqueta de la remera por fuera. Y la remera no está al revés, pero si es de una marca muy conocida. También está la que se compró el celular más caro y todavía no sabe como usarlo. Paciencia que falta poco.

Es lunes. Primer día de clases. Los guardapolvos dicen la mitad, las caras de los chicos el resto. Otros dos chicos con remeras de Radiohead sueñan con componer un tema, tocar en una banda, llegar a ser famosos y sobre todo no pasarse de la próxima parada.

También sube al colectivo el de cara de nada, que por eso se dejó el bigote y la de rulos con el sombrero raro. Y la señora con sus eternas bolsas buscando un asiento.

Por último está el loco que escribe, inventando un nuevo idioma en el papel y agradeciendo en cada parada y en cada semáforo.

viernes, 9 de marzo de 2007

Aclarando

"NdR: estar tan al pedo me hace pensar demasiado, por eso tanta teoría. Pero bueno, la locura es personal".

¿Quién parará la lluvia?

Jueves triste quizás. Así comencé el día, no con un humor de perros, sino con hombros caídos. Me pregunté si eso que dicen todos es verdad, eso de que los días de lluvia son tristes, grises, amargos y depresivos. Por mi ánimo parecía confirmar esa teoría. Y estuve así hasta las tres de la tarde, cuando decidí abandonar el control remoto y levantarme de la cama para hacer algo más productivo.
Me vestí y puse el agua para tomar unos mates en soledad, porque a esa hora de la tarde en mi casa ya no hay nadie, sólo mis pensamientos y yo. Mirando la lluvia caer a través de la ventana y con un pucho en la mano, pensaba como podía vencer esa angustia que me mantenía presa de mi misma. Se me ocurrió que sería interesante dar vuelta la teoría, o refutarla al menos. Entonces emprendí mi viaje hasta esa meta.
Deje los mates para más tarde y salí a dar una vuelta en auto. La lluvia era cada vez más leve, pero sin embargo las calles estaban desiertas, lo que me hizo pensar que iba a ser muy difícil revertir la teoría.
Estacioné en el puerto, y por unos minutos me quedé contemplando el río. Miré hacia uno de mis costados y observé a una familia. Estaban pescando. Llevaban pilotos para protegerse un poco de la lluvia. Estaban compartiendo mates y facturas, y se reían a carcajadas. Casi por contagio, en mi cara se dibujó una sonrisa. Y como me resultó imposible, me miré en el espejo retrovisor del auto; los hombros caídos habían desaparecido. Pensé que había comenzado a ganarle a la teoría, y me sentí feliz por eso. No creía haberla revertido pero si al menos tenía con qué refutarla.
Puse en marcha el auto y me fui a visitar a una amiga. Mientras tomábamos unos mates, ella me decía que odiaba los días de lluvia porque la deprimían. Sentí que una vez más la teoría me colocaba en el segundo puesto. Mi amiga me dijo que para vencer esa “depresión” se había puesto a hacer otras cosas, en vez de quedarse tirada en la cama todo el día. Por unas horas dejé de lado mi meta y comenzamos a hablar de otras cosas, pusimos música, y nos cagamos de risa un rato.
Cuando iba de regreso a mi casa volví pensar mi meta. Me di cuenta de que dejándola de lado había podido llegar a ella. Había logrado refutar la teoría, pero en realidad porque para mí ésta había cambiado. Ya no asociaba los días lluviosos con los matices grises, sino más bien comprendí que la respuesta a cómo vamos a encarar los días depende de las ganas de cada uno.
Al fin y al cabo todo “es una cuestión de actitud”.

jueves, 8 de marzo de 2007

A fucking big television

Era jueves por la madrugada y estaba en mi casa con Rose. Mates, puchos y cartas de poker de por medio hacían que la noche pasara más rápido. De fondo estaba la televisión encendida. Ninguna estaba atenta a lo que estábamos viendo, sólo estaba por el hecho de “escuchar” algo. Al paso de una hora, el juego se tornó interminable y el sueño se hizo notar por medio de largos bostezos y risas que surgían sin ningún motivo. Hasta que al fin Rose ganó y empezamos a festejar que ese maldito, pero adicto juego, había terminado.
Fue entonces que la televisión se hizo notar. La pantalla quedó negra, la tele se había apagado. El silencio invadió la noche; mi amiga y yo nos miramos estupefactas. Luego nuestra mirada se dirigió a ese “maldito” aparato y después al control remoto que estaba apoyado sobre una silla. Nos volvimos a mirar y a coro dijimos: “¡¿Se apagó la tele sola?!”. Nos quedamos en silencio por unos segundos. Pensé que algo raro estaba sucediendo. Vino a mi mente el recuerdo de esas historias que todo el mundo cuenta que le pasó a la abuela de un amigo de un amigo. Esas historias sobre espíritus que a veces son motivos de risas y otras de escalofríos.
Decidí dejar de pensar estupideces, tomé el control e intenté prender nuevamente la televisión. Probé una, dos, tres veces. Nada sucedía. Intente también desde el aparato y nada. Se había quemado.
La risa nos invadió tan rápido como un timbrazo nos enmudeció; ¡en medió de la noche había sonado el timbre! Temerosas fuimos hasta la puerta. Miramos por el cerrojo. Era mi hermano que se había olvidado las llaves.
Tranquilidad y carcajadas afloraron en la silenciosa noche, y con el último pucho consumido por tanta perturbación, decidimos que ya era hora de irse a dormir.


Rose fue la co-autora al escribir esta pequeña historia.

domingo, 4 de marzo de 2007

Amistad ¿basura?

"El que busca un amigo sin defectos se queda sin amigos"
Proverbio turco


La amistad es un tesoro, de eso no cabe dudas. Todos consideran que la amistad es uno de los valores primordiales en la vida del ser humano, y que amigo es alguien que te conoce tal como eres, comprende dónde has estado, te acompaña en tus logros y tus fracasos, celebra tus alegrías, comparte tu dolor y jamás te juzga por tus errores.
¿Pero que sucede cuando la amistad se vuelve basura? ¿Qué sucede cuando se considera a un amigo, mejor dicho ex amigo, una “basura”?
He aquí mi teoría: cuando uno considera que la amistad con una persona se rompió por un error que ha cometido su amigo/a, se empieza a llamar a esa persona un/a hijo de p…., se comienza a decir que esa persona se cagó en la amistad, que lastimó mucho a sus amigos/as, y finalmente se dice que esa persona es una “basura”. Ese es el término que mejor cuadra con mi teoría y les voy a explicar por qué.
Basura es algo que para alguna o algunas personas ya no tiene valor, ningún tipo de valor, es algo que ya no sirve, algo que se tira, que se descarta, que se elimina, que se desecha. Pero lo que es basura para alguien es un tesoro para otros. Es comprobable fácilmente: la gente que revuelve las cosas que desechamos siempre encuentra algo que vale para ellos, ropa que dejamos de usar por diferentes motivos sirve para otros, o las etiquetas que venían en los atados de cigarrillos, nunca llegabas a tirarlas porque alguien te las pedía; y hay muchos más ejemplos, pero creo que la idea ya se entendió.
Por eso, la amistad basura es un tesoro para otro, y te das cuenta que siempre la amistad fue, es y será un tesoro para ese otro. Y entonces te percatas de lo que realmente es la amistad, de cuanto realmente vale, de quienes son tus verdaderos amigos, y empezás a pensar que esa persona que te considera una basura porque cometiste un error, entonces nunca te consideró realmente una amiga/o porque como dice Rabindranath Tagore, filósofo y escritor indio, “la verdadera amistad es como la fosforescencia, resplandece mejor cuando todo se ha oscurecido”.

sábado, 3 de marzo de 2007

Leyes para un sábado a la noche

1ª Ley del Sábado a la noche

Por lo general la música está demasiado alta, lo que obliga a elevar el tono de voz para poder llevar una conversación normal. Ahí es cuando entra en accion esta ley. Siempre, una vez por noche como mínimo, en la pausa que se produce entre canción y canción alguien va a decir algo totalmente fuera de lugar, ilegal, comprometedor o demasiado esclarecedor. Seguro que se puede decir que fue sacado de contexto, pero lo dicho, dicho está.

2ª Ley de Sábado a la noche

No importa la cantidad de Coca Cola que se compre. Siempre, por más litros y litros que se compren (incluso comprando envases de 3 litros) se va a acabar primero que el fernet. Aún siguiendo la curva de progresión de Vittone (en la cual se aumenta la cantidad de fernet en las proporciones de cada vaso hasta llegar a un peligroso 80-20).

3ª Ley de Sábado a la noche

Por una extraña disposición o capricho del universo los vasos llenos suelen confundirse en las fiestas, por más cuidado que se tenga para que esto no ocurra. Por suerte mediante esta ley es fácil reconocer el propio. Al mirar hacia la mesa SIEMPRE el vaso más lleno es el propio. Esto no quiere decir que seamos egoístas o que deseamos apropiarnos de un vaso ajeno. Simplemente el vaso más lleno es el nuestro. Aunque siempre hay algún ignorante que te quiere convencer de lo contrario mientras te llevas un vaso repleto de cerveza bien fría: “Eh, si vos estabas tomando ferné…”

4ª Ley de Sábado a la noche

Esta ley ha sido aceptada pero todavía no ha sido explicada por la comunidad científica. Si hay un no fumador presente en la habitación, el humo de todos los cigarros lo va a perseguir como si en ello se le fuera la vida (y en parte esto es así). En el caso de que todos fumen, el humo se dirige tranquilamente hacia las cortinas. Esto sólo ha sido probado con tabaco. Se esperan resultados para otras sustancias.

jueves, 1 de marzo de 2007

Sueño postergado

"Justo antes de cumplir el sueño de toda su vida Fernando pensó: ¿Que le hace una lancha más al Tigre?".
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