La mayoría de las
personas a las que les gusta el futbol lo ven desde una perspectiva y solo una:
el club del que son hinchas. Así visto desde esa perspectiva todo lo demás se
deforma. Para un hincha de River, Riquelme es leeeeeeento. Para un hincha de
Boca Ortega no es nada más que una persona con problemas con el alcohol. Para
un hincha de Newells, Rosario Central no existe. Y viceversa. Yo tengo un
problema. O una solución. Soy hincha de muchos equipos, por eso puedo elegir
donde pararme para ver a los demás equipos, lo que me permite hacer algo que
muchos no hacen cuando ven un partido de fútbol: disfrutar.
Soy hincha de
Boca, ante todo. La razón son algunos parientes que me llevaron para ese lado,
supongo. O tal vez para llevarle la contra a mi padre que le gusta más el
automovilismo, pero es de River. Por eso también soy un poco de River. Y de
Ferro, porque era el equipo de mi abuelo José. Y de Platense, el equipo del que
es hincha (además de ser ahora hincha de Messi) mi abuela Heidi.
Pero mis gustos
futbolísticos no están limitados por la transitividad parental. Tengo simpatías
con los equipos más diversos por las razones más insólitas. Soy hincha de Wigan
de Inglaterra (y no desde ahora que está
en la Premier League) desde el ´90 cuando compre la camisetas por unos 30 pesos
y todavía era un equipo de segunda. También del Wolverhampton, por la misma
razón (eran los noventa, el dólar 1 a 1 con el peso). La camiseta me costó 19
pesos. O dólares.
Mis gustos
musicales también tienen que ver con algunas simpatías futbolísticas. ¿Cómo no
ser hincha del Fortuna Dusseldorf Alemán después de ir a ver un show de los Die
Toten Hosen? Imposible. Además de escuchar “You never walk alone” en el recital
y después en la cancha del Liverpool. Entonces, hincha del Liverpool
también. Y si Evaristo dice en el disco
en vivo “aupa el Celta” debe tener razón. Entonces soy también hincha del Celta
de Vigo. Y después de verlo a Fito Cabrales con la camiseta del Athletic
Bilbao… otro equipo más en la lista.
También soy hincha
del St. Pauli, no solo por que entran a la cancha con Hells Bells de AC DC, sino
también por sus ideales anarquistas, comunistas y socialistas. Además de ser un
club antifascista y símbolo de la cultura punk. Por eso también soy hincha del
Livorno italiano, histórico equipo de la izquierda, con Cristiano Lucarelli con
su camiseta 99 como emblema, festejando un gol con una camiseta del Che
Guevara. (Por eso también no soy hincha
del Lazio, por sus banderas y por ese festejo de Di Canio).
También la
lectura me llevó a ser hincha de algunos equipos. Como no ser hincha del
Arsenal después de lo que me costó encontrar el libro “Fiebre en las gradas” de
Hornby. Un excelente análisis racional de la irracionalidad del hincha. O como
no simpatizar con el Hibernian Escocés, después de leer alguno de los libros de
Welsh. O ser un poco de Rosario Central con los cuentos de Fontanarrosa.
Disfrutar de
todas estas películas, libros, canciones, anécdotas e historias me hizo posible disfrutar mejor del fútbol. Por
eso “¡Aupa el Celta!” y todos los demás.
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