No fue la primera de nuestra historia y estoy seguro que no va a ser la última, pero esta fue particularmente atroz. No tuvimos la posibilidad de defendernos. Las minorías corren esa suerte hasta poder llegar a ser una mayoría y, si lo logran, abusar y aplastar a otras minorías más menores. Pero ahora ellos eran más y estaban mejor organizados.
Su objetivo era claro. Sabían incluso a cuantos de nosotros matar para lograr que los que quedáramos vivos recordemos el horror. Y siempre, como en cualquier matanza librada en cualquier parte del mundo, el dinero estaba de por medio.
No se contentaron con encerrarnos como bestias, asesinar uno a uno a los más jóvenes, en los que depositábamos toda nuestra esperanza de futuro, los hijos que nunca llegaron a ser padres. Pero la muerte no era suficiente, no. Para que la masacre del 31 sea recordada debía ser peor que la anterior, atroz. Y lo fue. Los cuerpos de los nuestros fueron amontonados, mutilados y cosas peores. Pero la peor parte vino después. Los que quedamos vivos lo vimos todo, o casi todo. Pero lo peor de todo era el olor. Ese olor que de golpe inundó todo. Cientos de cuerpos fueron incinerados sin piedad, en hornos gigantes la carne se quemaba lentamente. Y el horror se expandía tan rápido como el humo. Pero eso lamentablemente no era todo. No bastaba tanto horror , aún había más. Los cuerpos calcinados de cada uno de los nuestros fue desmembrado. Y otra vez el dinero de por medio. Otra masacre perpetrada por los mercenarios al mejor postor.
Sé que no lo merecimos. Nadie puede merecer esto. Sé que no somos los mejores, ni los más útiles, ni los más limpios. Sé que no sabemos de aviones y no necesitamos más que un poco de basura para sobrevivir, pero da igual. Nadie merece esto, y mucho menos nosotros. Ese 31 de diciembre los huesos de los nuestros fueron quemados, cortados, manoseados, chupados y luego tirados a los perros.
Ese 31 cientos de cerdos fueron asesinados y servidos en la mesa entre vittel thoné, arrollados, sidras y garrapiñadas. Quizás si nosotros pudiésemos haríamos lo mismo, pero ese día, en el cielo, los fuegos artificiales celebran el fin de la matanza y el principio del nuevo año.
1 comentario:
Hay un par de frases que merecen un cuadro. Por ejemplo:
"Sé que no sabemos de aviones y no necesitamos más que un poco de basura para sobrevivir."
Todo un homenaje! Si los chanchos pudieran leer...
Muy bueno!
Publicar un comentario